Néstor Kirchner era un posible candidato presidencial por el oficialismo para los comicios del año próximo que, según lo previsto, se realizarían el 23 de octubre de 2011.

Su muerte supone la reconfiguración del panorama político de cara a esos comicios, aunque, por “respeto” a la presidenta y al momento que atraviesa, ninguno de los eventuales candidatos hablaron al respecto y se limitaron a recordar la “fuerza de las convicciones” de Kirchner. En ese contexto, las expresiones de dolor y pesar fueron constantes tanto de parte del oficialismo como de la oposición, que transmitió sus condolencias a la presidenta y a los hijos del matrimonio, Máximo y Florencia. También las condolencias llegaron desde todos los credos, y el cardenal Jorge Bergoglio, quien mantuvo varios enfrentamientos con Kirchner, brindó una misa para su “eterno descanso” en la catedral metropolitana. En medio de un apoyo unánime hacia la presidenta, el titular de la CGT ratificó el respaldo de esa central obrera y fue más allá, a pocas horas de la muerte de Kirchner, al señalar que acompañarían a Cristina Fernández, incluso si ella decidiera postularse como candidata en el 2011.