Que el único salón cultural de Caucete pase desapercibido no resulta difícil a pesar de su gran tamaño. Más si el que lo busca no es oriundo del departamento. La construcción está ubicada junto a la escuela Manuel Antequeda. Pero no tiene ningún cartel que indique que se trata de un espacio cultural para los cauceteros. Ese es el primer detalle que se observa de una serie de problemas que tiene el edificio y que se pueden ver a simple vista ya desde la entrada al recinto. Ese deterioro motivó el reclamo vecinal, que terminó en un proyecto aprobado por unanimidad en el Concejo Deliberante para solicitar un informe al Ejecutivo Municipal con el objetivo de una pronta refacción (ver aparte).
Antes de atravesar la puerta principal, la pared del frente ya muestra las señales de daño: un graffiti y un vidrio roto en una de las dos farolas antiguas demuestran un evidente acto de vandalismo. Este salón cultural es usado con frecuencia para eventos culturales, actos escolares y oficiales. Como en los cines o teatros, el recinto tiene tres puertas de acceso con dos alas cada una. De ellas, una está clausurada; otra funciona, pero está siempre cerrada con candado; y la del medio (por donde ingresa la gente), sólo tiene habilitada una de las dos hojas. En el recinto suelen entrar unas 100 personas, que no podrían salir rápido en caso de emergencia ya que la puerta tiene menos de un metro de ancho y es lo único habilitado para el ingreso y egreso de público.
El deterioro general se advierte también en la humedad de las paredes, en el mal estado de la pintura, en las 75 butacas dañadas (de un total de 288) y en la falta de reposición de focos y fluorescentes. La calefacción del amplio recinto (que mide alrededor de 20 metros de ancho por unos 50 de largo) está a cargo de 4 pantallas chicas de gas y la ventilación en manos de 4 ventiladores viejos. Hay un aire acondicionado de grandes dimensiones amurado desde hace más de un año en una de las paredes, pero no se puede prender porque no tiene la instalación eléctrica ni control remoto.
El listado continúa en el escenario, donde el riel del telón está roto, por lo que la cortina de más de 5 metros de alto no se puede correr y queda permanentemente abierta. Por eso, no se puede hacer la bajada de telón en las funciones y muchas obras no pueden presentarse.
Abajo del escenario, la situación de deterioro no es diferente. Un amplio espacio destinado a camarines ha sido atacado por la humedad. Esto se acompaña con más fluorescentes y llaves de luz instaladas con precariedad. Aquí como en la platea, el problema más grande son los pericotes que se escucha caminar entre las maderas.
Y en lo que a seguridad se refiere, el piso de plástico, la madera y telón del escenario, y las butacas de la sala, forman un conjunto de elementos altamente inflamables. Eso sin contar con las precarias instalaciones eléctricas remendadas con cinta aisladora. Para todo ello sólo hay dos matafuegos para usar en caso de incendio, lo que se agrava con la ausencia de salidas de emergencia.
