La educación pasa continuamente por cambios, algunos muy rígidos, otros permisivos. La "crianza con apego" busca ubicarse en el medio, pero desde una posición diferente, donde el bebé es tratado como un ser especial que necesita una comprensión y una empatía absoluta, para desarrollar todas sus potencialidades, sociales, motrices, psicológicas, emocionales e intelectuales.
La crianza de apego no es indulgente ni permisiva, pero tampoco es rígida. No crea niños dependientes y no martiriza la maternidad. Se trata de lograr conectarse con el bebé.
En estos últimos 40 años, los resultados de la teoría del apego suman evidencia de que el sentimiento de seguridad, autonomía e independencia depende de la regulación emocional que se genere en el primer año de vida. Desarrollar esta regulación depende del adulto, ya que el bebé nace sin la posibilidad de autorregularse.
Las reglas del apego
1-Vínculo temprano: Implica la unión piel con piel con el bebé desde el momento del nacimiento. Las horas y los días después del parto son un período de máxima sensibilidad en el que tanto la madre como el bebé necesitan cobijo y contacto mutuo.
2-Lactancia materna libre demanda: La crianza de apego comienza con el amamantamiento. Aunque los expertos aseguran que también se puede lograr alimentando al bebé con mamadera, recomiendan que en este caso se debe sostener al niño en brazos cuando se lo alimenta, hacer contacto directo a los ojos, cambiarlo de un lado a otro de posición y hablarle amorosamente, mientras se le da la leche. Todos estos elementos están presentes naturalmente al mamar, además de los beneficios inmunológicos, psicológicos y sociales, los cuales no se pueden lograr con la alimentación artificial.
3-Llevar al bebé encima: El "llevar puesto" al bebé, sosteniéndolo en los brazos o usando mochilas o wawitas satisface su necesidad de contacto físico y le permite sentirse seguro, recibir estimulación y estar en movimiento. Todo esto promueve el desarrollo óptimo del cerebro. Además, de promover el vínculo estrecho con los padres, el bebé llora menos y regula mejor su temperatura y su ritmo cardiaco.
4-Dormir cerca: Al dormir en la cama con el bebé se evita la angustia de separación que experimentan algunos niños durante la noche, haciendo que duerman más y descansen mejor. El colecho permite el desarrollo de un vínculo entre los padres y el bebé, un menor riesgo de síndrome de muerte súbita y facilita el amamantamiento, aumentando la producción de leche.
5-El llanto como lenguaje: Comprender las necesidades emocionales del bebé y responder con prontitud a estas necesidades, constituyen la piedra angular de la crianza de apego. Los bebés no lloran para manipular o por mañas, sino para comunicarse, es decir para expresar cualquier necesidad: hambre, sueño, frío, calor, consuelo, dolor, miedo, angustia, aburrimiento, soledad, malestar, etcétera.
6-Evitar las separaciones prolongadas o frecuentes: Los bebés necesitan intensamente,de la presencia física de uno de los padres, que responda a sus señales con rapidez y tranquilidad. Las separaciones largas o habituales pueden interferir con el desarrollo de un apego seguro con el padre o la madre, y tener efectos en el desarrollo psicológico y emocional a largo plazo. Si las separaciones son inevitables, es importantísimo que el niño tenga alguien que esté disponible la mayoría del tiempo y que responda con paciencia y ternura. Cuando los padres se reúnen con el niño se deben sumergir en amor, atención y afecto hacia él. Esto ayuda a que el niño se sienta reconectado y fortalecerá la relación.
6-Educar sin adiestrar: La crianza con apego se basa en el instinto, no en la rigidez de relojes y calendarios. Esto no quiere decir que no haya rutinas, pero no hay que olvidar que las necesidades del bebé están por encima de los horarios y de los deseos de los adultos.
7-Equilibrio: A ser padres se aprende y son los hijos quienes enseñan. Habitualmente se considera que priorizar las necesidades de los niños es dejarles hacer lo que quieran, y no es así. Una de las claves para una crianza feliz es aprender a encontrar el equilibrio entre la crianza respetuosa y la crianza caprichosa.
8-De a dos: Implica la participación de padre y la madre en el cuidado del bebé y que ambos estén involucrados en el cuidado del niño, en atender sus demandas, en su educación y en los valores que se le quiere transmitir. Además, la compenetración entre papá y mamá es clave para crear un vínculo familiar saludable, que genera un ambiente de reciprocidad en el que el niño se siente seguro, a gusto, y aprende también a tratar a los demás con respecto.