Elizabeth Vicentela, contadora de profesión, pero empleada en el área Proveedores del Banco San Juan, se acercó a una charla sobre ONG que hace cuatro años organizó la fundación de esta entidad bancaria, con el único objetivo de conocer un poco más la realidad de las instituciones solidarias para ver si podía ofrecerles sus conocimientos. Sin embargo, lo que tenía un mero interés profesional pasó a ser un voluntariado inmediato cuando vio que las manos de las organizadoras no daban a basto para tomar las inscripciones. Ella humildemente propuso su colaboración. A partir de ese momento, encontró su lugar en la Fundación del Banco San Juan, a la que le dedica cada minuto de descanso en la rutina y muchas horas de tiempo libre.
"De la mano de la Fundación encontré en mi camino gente amable y agradecida, conocí lugares perdidos pero también me relacioné con mis propios compañeros de trabajo desde el lugar de persona y no como un empleado común y corriente. Este es un verdadero trabajo en equipo con el que logramos cumplir nuestro lema de dejar corazones contentos en quienes ayudamos pero también en cada uno de nosotros”, dice esta mamá de cinco hijos.
Elizabeth es apenas una de las casi 100 voluntades que conforman la fundación del banco y como ellos, siempre, está dispuesta a colaborar ya sea llenando los papeles para una beca, acompañando en una actividad de apoyo cultural o en una donación, inclusive envolviendo los juguetes con que los empleados bancarios le cumplen una vez al año los sueños a los niños de una escuela alejada, no solo en distancia sino además en posibilidades.
