�Grecia impondrá finalmente a partir de hoy un control de capitales, con corralito incluido, tras la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de no elevar los préstamos de emergencia a los bancos, hecho que llevó al primer ministro, Alexis Tsipras, a urgir nuevamente a sus socios a extender el rescate.
En este dramático contexto, el Gobierno anunció un feriado bancario y controles de capitales, aunque aseguró que “los depósitos de los griegos no corren riesgo y el pago de salarios está garantizado”.
Los bancos no abrirán hoy, y según informaciones bancarias no confirmadas por Atenas, la medida se extenderá toda la semana.
Lo cierto es que hoy no hay bancos y que las extracciones de efectivo de los cajeros automáticos se limitarán a 60 euros diarios. Por eso, ayer los ahorristas hacían fila para retirar dinero, llevando el enfrentamiento de Grecia con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a un nuevo nivel.
Los prestamistas griegos, que se han mantenido a flote a través del financiamiento de emergencia del Banco Central, están en la línea de fuego en caso de que Grecia caiga mañana en moratoria por una deuda de 1.600 millones de euros con el FMI.
El BCE dijo que no elevaría el nivel del financiamiento de emergencia, sumando presión sobre los bancos griegos que han estado sobreviviendo en las últimas semanas gracias a la frecuente inyección de fondos de asistencia.
En medio de la agitación política en Grecia, los próximos días supondrán un enorme desafío a la integridad del bloque monetario de 16 años.
El Gobierno heleno había estado negociando la liberación de los fondos a tiempo para pagar al FMI. Pero, el sábado, Tsipras pidió un tiempo adicional para permitir a los griegos votar en un referendo el 5 de julio sobre los términos del acuerdo con la zona euro. En un mensaje televisado, Tsipras pidió a la población “calma” y “sobriedad” en los “próximos días”.
