Italia, 21 de marzo.- Rodeado de decenas de niños que coreaban su nombre y que interrumpieron en alguna ocasión su discurso, Bergoglio describió Nápoles como una ciudad en la que "se ha intentado crear una ‘tierra de nadie’, un territorio en manos de la llamada microviolencia".
Además, destacó de la ciudad sureña su "larga historia, atravesada por desafíos complejos y dramáticos" y reconoció que el día a día está lleno de dificultades y de "duras pruebas".
Unas complicaciones que, sin embargo, pueden contribuir a crear "una cultura de vida que ayuda a levantarse después de cada caída, que ayuda a lograr de alguna manera que el mal no tenga la última palabra".
Y prosiguió: "Cuando no se gana para poder llevar el pan a casa, se pierde la dignidad. La falta de empleo roba la dignidad. En estos casos, la persona corre el riesgo de ceder a la esclavitud, a la explotación. Esto no es humano, no es cristiano".
El barrio de Scampía ha sido la segunda parada del viaje que ha emprendido el papa Francisco hoy a la región sureña de Campania.
