El pasado 9 de septiembre se realizó en la Ciudad del Vaticano la Jornada de Reflexión sobre la Industria Minera Mundial. Este evento organizado por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz, contó con la presencia de los representantes de las empresas mineras más importantes del mundo, entre ellas: Anglo American, China Minmetals Corportation, Rio Tinto, Zamin Resources, etc. Junto a ellos, también participaron diversos expertos de la Iglesia Católica en este sector, Caritas y Oxfam América. El Papa argentino, Francisco I, también se hizo participe del evento mediante una carta que leyó el Secretario de Estado Vaticano. En ella se pueden observar claros mensajes sobre la actividad minera mundial y la necesidad de producir un cambio en las bases decisorias de las mega compañías. “No siempre sin motivo la actividad de las industrias extractoras se ha visto como una explotación injusta de los recursos naturales y de las poblaciones locales, reducidas, a veces a la esclavitud y obligadas a mudarse, abandonando sus lugares de origen”, escribió el Papa Francisco. Y continuó: “La actividad extractora, como tantas otras actividades industriales, tiene repercusiones ecológicas y sociales que pasan de una generación a otra. Es indispensable e inevitable un proceso decisorio nuevo y más consciente, que tenga en consideración la complejidad de los problemas en un contexto de solidaridad”.

Por su parte, el cardenal Bertone afirmó que el encuentro destinado a la reflexión sobre la industria minera reviste una gran importancia, no solo por la presencia de numerosos líderes de multinacionales, sino también porque es la primera vez que los dirigentes de la industria minera se encuentran “cerca del Sucesor de Pedro para reflexionar sobre la importancia de su responsabilidad ante el ser humano y el medio ambiente”.

En otro de los párrafos escritos por Bergoglio destinados a los líderes mundiales de la industria minera se destaca la búsqueda de garantizar los derechos económicos y sociales de los trabajadores. En pleno respeto de las normas y directrices determinadas por la Organización Mundial del Trabajo. “Es indispensable que las actividades extractoras respeten las normas internacionales sobre la protección del ambiente. El gran reto para los dirigentes de las empresas es el de crear una armonía entre los intereses de los inversores, los managers, de los trabajadores y sus familias, del futuro de los hijos, de la defensa del ambiente, en ámbito regional e internacional y que constituya, al mismo tiempo una contribución a la paz mundial”.

El purpurado concluye su carta afirmando que las Iglesias locales “harán ciertamente suya la solicitud del Pontificio Consejo colaborando con los dirigentes de las empresas mineras, para ayudarles a desarrollar un enfoque cada vez más completo de la cuestión”.

El punto de partida, como explicó el Pontificio Consejo Justicia y Paz en el documento preparado con motivo de la jornada, es la certeza de que el sector minero “necesita un nuevo modelo de partnership (compañerismo) y desarrollo, que se funde en la certidumbre de que la actividad de extracción tiene éxito, solo, si va acompañado por un ambiente limpio, por comunidades locales vivas y con la fructificación de la riqueza minera de las naciones donde se desarrolla la actividad”. Por último, el cardenal Meter Kodwo Turkson, presidente de la entidad episcopal organizadora de la jornada de reflexión, concluyó: “La industria minera es la primera que aparece en la Biblia, y nada de nuestro mundo podría existir sin ella. Tomen por ejemplo sus casas, quiten lo que deriva de la extracción minera y les queda solo el préstamo que tienen que pagar”.