Cerca estuvo de ser ideal el sábado para Marcos Ayerza, pero al final no pudo celebrar sus 50 test matches con la camiseta de Los Pumas con una victoria histórica como hubiera sido superar por primera vez a una potencia como Sudáfrica, en el segundo partido de esta edición del Rugby Championship.
Faltó poco para que eso ocurriera, pero eso no es consuelo para el pilar del Leicester de Inglaterra, que reconoció encontrarse frustrado tras haber perdido por escaso margen ante los Springboks nuevamente, como una semana atrás en Pretoria, como el año pasado en Mendoza. ‘Estamos frustrados, pero ya nos va a tocar.
Pudimos sacar una diferencia de doce puntos, estábamos más cerca que nunca, pero no supimos cerrarlo. No supimos manejar los tiempos del partido en esos instantes finales y nos dieron vuelta el partido con dos tries y finalmente con un penal. Y eso duele mucho, sobre todo por el esfuerzo y trabajo que hicimos durante los 80’ del partido‘, reconoció el jugador surgido en Newman, considerado como uno de los mejores del mundo en su puesto. Y agregó: ‘Creíamos que esta vez lográbamos lo que venimos buscando desde hace tiempo, pero el deporte es así: se gana y se pierde. Hicimos un buen partido, pero cometimos errores que hay que corregir para vencer a rivales de este nivel. Pero igual creo que vamos por el camino correcto y tenemos que seguir por esa senda‘.
Respecto de la forma de juego en la actualidad de Los Pumas, bajo las premisas del coach, Daniel Hourcade, el Torito puntualizó que ‘este es un equipo ambicioso, que busca atacar sea cual fuera el rival que está enfrente. A los sudafricanos, que están segundos en el ranking mundial, los sometimos en el scrum y en el maul. Eso no es poco‘.
Con respecto al record personal que alcanzó anteayer en el Estadio Padre Martearena, sostuvo: ‘Es un orgullo vestir la camiseta de Los Pumas un partido, imaginate lo que siento de haber jugado mi partido número 50. Fue muy emotivo‘, comentó el primera línea que ingresó antes que sus compañeros al estadio Padre Martearena, recibiendo la ovación del público, que en esta ocasión rondó los 30 mil espectadores y sirvió como aval de la decisión de quitarle la sede a Mendoza y dársela a Salta. ‘Estoy muy feliz de haber jugado por este equipo durante 10 años y poder seguir haciendo mi aporte. Me hubiese gustado haberlo festejado con una victoria, pero faltó muy poco‘, finalizó.
