Jorge Parodi, un chaqueño que vive hace 17 años en San Juan, cumplió este fin de semana su sueño de ver en persona al papa Francisco y el sueño de muchos sanjuaninos, que a través de él, lograron depositar a los pies de la Virgen, en la ciudad paraguaya de Caacupé, el pedido de bendiciones para sus seres queridos.
Esta misión de fe que llevó a Jorge a un par de metros de Francisco fue coronada con éxito porque pudo transportar la mochila con múltiples pedidos que llevaba desde San Juan. Fue el sábado durante la primera gran misa de Francisco en suelo paraguayo, cuando el Santo Padre, en una jornada histórica e imborrable, elevó al santuario de la Virgen de Caacupé a la categoría de "basílica menor".
Este gerente de sistema partió rumbo a Resistencia (Chaco), su lugar de origen, el lunes pasado en colectivo y el jueves a las 2 de la mañana emprendió viaje a Paraguay en auto. Iba solo, pero con el corazón lleno de esperanza. Al fin estaba en marcha su sueño pese a múltiples contratiempos que muchas veces pusieron en peligro su plan.
"Estar aquí fue indescriptible, era imposible contener la emoción y las lágrimas. Yo estuve a metros de Francisco, casi se lo podía tocar. Sentí la presencia de Dios entre nosotros", relató a DIARIO DE CUYO, este hombre de fuertes convicciones católicas que se siente un sanjuanino más porque aquí está su trabajo y aquí formó una familia con una sanjuanina.
"El Papa llena de paz todo a su paso. Es increíble que este hombre de Dios sea argentino. Salió de un país donde reina la violencia, donde se sancionan leyes que van contra la vida y la familia como el aborto y el divorcio", afirmó Jorge, que confesó que un problema familiar fue uno de los factores determinantes para ir en busca del Santo Padre.
"Quiero ver bien a mi familia. Yo amo a mi esposa, pero estamos separados de hecho y en medio de demandas judiciales de divorcio. Ya se han caído dos demandas de este tipo. Necesitaba acercarme a Francisco para recargarme de fe, de paz y fortaleza para seguir luchando por mi familia", contó Jorge. Y agregó, con la voz quebrada, que entre los pedidos que llevada para que recibieran la bendición papal, estaba una cartita de una de sus hijas que contenía apenas dos líneas: "Que mi papá y mi mamá no se separen legalmente".
