Lo que iba a ser un sencillo acto protocolar, de pocos minutos, para que los distintos credos religiosos se manifestaran por la paz y la Patria, terminó en un cruce entre oradores. Por un lado, estuvo el párroco de la Iglesia Catedral, Rómulo Cámpora; y por el otro, quien asistió en representación del Ejecutivo Municipal de la Capital, el secretario de Cultura, Luis Eduardo Meglioli, quien tomó el micrófono para retrucarle al sacerdote una expresión que usó durante su alocución.
La piedra de la discordia saltó cuando el padre Rómulo, con su típico tono pausado y monocorde, aludió a "la crisis de valores actual del país" y a la corrupción como una de sus consecuencias. "El país está enfermo -dijo el padre Rómulo- y enfermo de cáncer. No es un cáncer incurable, porque todavía se puede tratar y llegar a curar", agregó, a renglón seguido.
La comparación con el cáncer formaba parte del discurso del proceso militar que comenzó en 1976, para justificar la lucha armada contra lo que ellos consideraban como "un cáncer en la sociedad", que había que "exterminar". Esto no pasó inadvertido. Justamente por eso, Luis Eduardo Meglioli, a su turno y con palabras medidas pero sin dar vueltas, le retrucó al sacerdote sus dichos. Ante las banderas formadas en semicírculo y cuando todavía restaba hacer las ofrendas de laureles de rigor, fijó su postura respecto de una afirmación que consideró "poco acertada" para una oración interreligiosa por la paz y por la Patria, en las cercanías del 25 de Mayo. "Creo que no corresponde hablar del país como un enfermo de cáncer, porque más enfermo sería no ver que así como hay cosas que no están bien, hay otras que sí lo están, que se han mejorado", dijo el funcionario municipal.
Aunque cortés y educado, el enfrentamiento llamó la atención del grupo de asistentes al encuentro, en particular para las integrantes del Foro de Mujeres Contra la Corrupción, quienes al saludar a cada uno de los oradores, les hicieron saber su adhesión a los dichos de uno o del otro.
La ceremonia concluyó en buenos términos, pese al notorio malestar del funcionario municipal acerca de la expresión usada por el cura. Y fue el comentario que quedó entre los presentes, cuando ya había terminado la parte protocolar de la oración por la paz y la Patria.
