Ni cuando fue cruzado por el propio gobernador de Formosa, Gildo Insfran, debido a la declaraciones suyas sobre la pobreza que observó en esa provincia cuando la visitó, Carlos Tevez estuvo tan cuestionado-golpeado. El Apache vive desde la tarde del sábado momentos de tristeza y por eso se rodeó de su entorno más íntimo, luego de que fracturara al volante juvenil de Argentinos Ezequiel Ham, quien deberá ser operado mañana por segunda vez de la tibia y peroné derecho y nadie sabe bien cómo quedará de la lesión pensando en regresar a las canchas cuando apenas tiene 21 años. Obviamente que al momento de "medir" las amarguras, la de Ham debe ser muy superior a la de Carlitos.
A punto de cumplir 14 años como profesional, el nacido en el marginal Fuerte Apache nunca tuvo un antecedente de esta dimensión contra un adversario. Más bien al revés: los rivales lo golpearon bastante durante su trayectoria.
En el ambiente futbolero, la mayoría de los colegas de Tevez lo defendieron en el debate que se produjo sobre si su golpe (el árbitro Luis Alvarez ni cobró infracción y será parado) fue o no con mala intención. De hecho, el propio ídolo xeneize ayer desestimó mediante un mensaje de texto a Alejandro Fantino que una discusión previa con Ham derivó en la fractura: "No discutí nunca dentro de la cancha con Ham. Es mentira, nos estábamos riendo", le escribió al conductor de América.
El Apache finalmente hoy viajará con la delegación de Boca a Córdoba para disputar la Copa Argentina. No estará en la segunda operación a Ham, pero sí lo visitará cuando regrese a Buenos Aires. Cuesta pensar que alguien como Tevez, con infinidad de acciones tendientes al bien común y colaborar con los más necesitados, haya tenido "mala leche". Aunque siempre hay una posibilidad tal cual remarcó ayer el exfutbolista de River y actual comentarista de TyC Sports, Gustavo Lombardi: "La mayoría de los futbolistas no tienen mala intención, pero siempre en algún momento de la carrera o en algún partido hay un rapto de eso", describió.
Tevez, quien no será sancionado de oficio, podrá seguir jugando en la recta decisiva del año para su Boca, donde él es la piedra basal de las ilusiones para obtener un título. Seguramente y en caso de dar una vuelta olímpica más, la sensación será muy distinta a cualquiera de las cuatro que dio en su primer ciclo con la azul y oro en el pecho. Al fin y al cabo nunca Tevez vivió un conflicto de esta clase.
