El escape de Luis Alberto Núñez (23 años, con antecedentes) de la subcomisaría Castro, en la localidad pocitana de Carpintería, fue por demás insólito y con tintes tragicómicos. El joven fue citado a esa dependencia el jueves a la mañana y quedó detenido por amenazas. Como la unidad policial tenía su calabozo inhabilitado, los efectivos lo sentaron en una silla y lo esposaron hasta que llegara un patrullero para trasladarlo a otra comisaría. Y fue en esa espera que el joven aprovechó un descuido de sus celadores: se las ingenió para poner la silla delante de su cuerpo, se paró y ganó la calle con la silla a cuestas, ante la mirada atónita de varios testigos. De atrás, salió un agente a perseguirlo, pero el muchacho se perdió entre los yuyos de una finca. Sin embargo, las horas de libertad le duraron poco: ayer, tras un operativo policial, fue recapturado. Eso sí, ya no tenía la silla ni las esposas, dijeron en la policía.
Todo comenzó a las 9 del jueves cuando Núñez llegó a la subcomisaría a cumplir con una citación y quedó preso porque un vecino lo acusó de amenazarlo con prenderle fuego a su casa tras una pelea vecinal, informaron fuentes policiales, quienes agregaron que el muchacho estuvo preso la semana pasada por romper el parabrisas de un vehículo municipal en medio de una gresca con empleados municipales.
Pero, esa sede policial tiene un solo calabozo y encima, inhabilitado. Por eso, lo sentaron en una silla junto a su sobrino (estaba por otra causa) y lo esposaron con las manos hacia atrás hasta que lo trasladaran a la Seccional 7ma.
Hasta ahí, una detención de rutina. Alrededor de las 17 del jueves, Núñez dio la nota. Fue cuando aprovechó un descuido de sus celadores: un agente había salido, otro limpiaba la cocina y el oficial de guardia, estaba hablando por teléfono en una oficina contigua a la de los detenidos, según fuentes oficiales.
Todo indica que Núñez acomodó la silla hacia adelante y llegó a un pasillo sin ser detectado. Pero cuando pasó por la puerta de la dependencia, golpeó los vidrios y eso alertó al oficial, que de inmediato miró a los detenidos y salió corriendo a la calle buscando al prófugo.
Afuera, ni señales del preso. Unos albañiles de una obra contigua alertaron al policía que vieron al muchacho corriendo cargando una silla hacia la ruta 40.
Un agente salió detrás, atravesó un barrio y cuando llegó a una finca con pastizales altos, no pudo localizar a Núñez, según la policía.
Tras el aviso, todos los efectivos de esa dependencia (incluido los que estaban de franco) y de otras dependencias de la zona, salieron a rastrear al prófugo durante horas. Recién ayer a las 9, Núñez fue recapturado cerca de su casa de calle Bazán Agrás. Estaba oculto en la casa de su novia, dijeron en la policía.
"Existió una falta de vigilancia, un exceso de confianza de los uniformados que estaban en la guardia. Y ya se inició una investigación interna para determinar las responsabilidades por esta fuga", señaló el subcomisario Enrique Tascheret, jefe de la seccional donde ocurrió el insólito hecho.
