Para Daniel Fernández Strauch (66) hablar de lo que le sucedió hace 40 años en la cordillera de los Andes cuando un avión con jóvenes rugbiers uruguayos se precipitó, es parte de su día a día. Es el presidente de la ‘Fundación Viven‘ (la integran los 16 sobrevivientes de la tragedia) y eso le ocupa buena parte de su tiempo, ya que brinda charlas motivacionales y de trabajo de equipo a empresarios de distintos países. En su estadía en San Juan dialogó con DIARIO de CUYO y contó en forma descarnada detalles de lo que es tal vez uno de los hechos que más conmocionaron a la opinión pública el siglo pasado.
-¿Qué tarea tenía encomendada en la montaña, tras la tragedia?
-Fue el capitán quien distribuyó los roles. Fue de acuerdo a las posibilidades físicas que cada uno tenía en ese momento. En esa distribución de tareas yo fui el encargado de cortar los cuerpos.
-¿Puede describir lo que sintió cuando cortó por primera vez un cuerpo y más aún el de un amigo?
-Costó el primer corte, después y dentro de lo que nos tocó vivir, se tornó cotidiano. Discutimos mucho antes de tomar la decisión, pero era la única forma de sobrevivir. La poca comida que había en el avión se había acabado: comíamos una ración de una tablita de chocolate, una tapita de vino y una chupadita de dentífrico. Cuando se terminó todo, empezamos a pensar en comer carne humana.
-¿Le costó sobrellevar esta parte de la historia, la de comer carne humana?
-Este tema se tomó como algo en que nos vimos obligados a hacerlo. Nunca tuve, ni tuvimos remordimientos.
-Me imagino que la parte más grata es cuando se juntan y recuerdan aquello casi como una hazaña…
-Sí, por más que no queramos algún recuerdo aparece en cada juntada y muchas veces se presta para risas, porque también hubo momentos bizarros en esos 72 días que estuvimos allá arriba.
Cuarenta años después
-¿Ahora con estas charlas busca transmitir el mensaje de lo importante que es el trabajo en equipo?
-Nosotros en la montaña confirmamos que el trabajo en equipo es muy importante. Ese es el mensaje que buscamos transmitir en momentos donde faltan esperanzas en el mundo.
-Con su experiencia, ¿vale más un líder o un equipo sólido?
-En el mundo de hoy se habla mucho sobre los liderazgos porque consideran que el líder es una persona imprescindible y eso no es así, nosotros lo confirmamos. Lo principal es armar el equipo, distribuir los roles y que cada uno lo cumpla a rajatabla, como nos pasó en la montaña.
-¿Cómo puede con su relato ayudar a alguien que emprende un negocio?
-La historia que nosotros vivimos es una experiencia tan fuerte, tan extrema que pone en relieve la solidaridad y el trabajo en equipo. Ayuda a darse cuenta que ni la montaña más grande es un obstáculo.
