Vuelve el humor cordobés de la mano de "El Negro" Álvarez que ya arrastra una extensa trayectoria de más 30 años en hacer reír a los argentinos. Esta vez presenta el espectáculo "¡Qué picante!", que fue uno de las atracciones más vistas en el último verano de Carlos Paz.

De gira por el país y acompañado por Andrea López Costa, Betina Capetillo y los Hilachentos del Trópico, Álvarez traerá sketchs, bailes, canciones, cuentos e historias hilarantes que harán reír a muchos sanjuaninos. Previo a la puesta de este sábado, el capocómico habló con DIARIO DE CUYO, sobre el cariño que siente por el folklore cuyano, sobre su paso por el Bailando y el buen momento de los humoristas cordobeses.

– ¿En qué ocupa el tiempo libre fuera del escenario?

– Bueno me gusta componer e interpretar música folklórica. Algunas serias, otras con bromas. Tengo un CD doble que presentaré en San Juan "Canto y cuento" donde grabé la zamba vieja de "La majadita" de Atahualpa Yupanqui y Carlos Montbrún Ocampo; y una hermosa tonada de Gustavo Troncozo. Para los que no me conocen, empecé cantando folklore, antes de ser humorista.

– ¿Y está muy cerca del folklore cuyano?

– Me encantan las tonadas por el estilo que tiene, el valsecito cuyano. Fui gran amigo del Negro Villavicencio. Lo conocí cuando estaba en Grandes Valores del Tango, en su época de oro, que era como el programa más visto de la televisión como el programa de Tinelli ahora. El Negro estaba con su trío de guitarras argentinas. Yo tenía un acceso a un barcito dentro del estudio del canal y siempre nos servían champagne. El Negro siempre me decía "compadre, páseme un traguito para acá, compadre", y tirábamos unas buenas copitas con é. Fue un ídolo. Creó esa tonada "San Juan por mi sangre" que es muy bella.

– ¿Carlos Paz es ahora La Meca del teatro veraniego que opaca las luces de Mar del Plata?

– Bueno, Carlos Paz venía hace bastante tiempo creciendo. Lo que le faltaba era más prensa. Ahora se visibiliza más, llama más la atención. Hay temporadas fuertes y muy buenas, con una gran variedad de espectáculos, cada vez reúne a más público y la ventaja es que está a 20 minutos de Córdoba Capital.

– ¿Y se vuelve más cruda la competencia con otros referentes cómicos?

– Con los colegas humoristas no, porque todos somos muy diferentes. Trabajamos años enteros con Flaco Pailos yendo a la par en diferentes salas, con Cacho Buenaventura que trabajamos juntos cinco temporadas exitosas… todo depende del espectáculo que uno proponga. La gente va si es buena la oferta, si está bien hecha. Va a uno o va a todos. Además, hay una hermandad entre los humoristas.

– ¿Cuál de todos admira?

– Los que sobresalen es Cacho Buenaventura, Flaco Pailos, Chichilo Viale, Chuño Cáceres, con diferentes estilos. También está Chicharrón, Doña Jovita… hay para todos los gustos. Me río mucho con lo que hace Cacho, no lo pude ver a Pailos en vivo, bueno porque el problema en general, es que no podemos vernos entre nosotros, porque se da que todos trabajamos a la misma hora y el mismo día.

– Es señal de buena vida para los humoristas…

– Y sí, la verdad que siempre a la gente necesita reírse de algo. El humor nunca puede faltar. Si te fijas bien, no salen humoristas nuevos y jóvenes. No sé porque pasa, pero menos mal que suceda para nuestro bien.

– ¿No reconoce que naturalmente se renovará el cartel con otra generación?

– Sí por supuesto, pero eso llevará tiempo, la renovación no es de un día para otro. Todos fuimos yendo de a poco, en esto se va creciendo paso a paso en el tiempo. No es que aparece de golpe algo que sea exitoso. Cada uno tiene su público, hay humoristas que coinciden en los gustos del público y muchas veces sucede que la gente que me ve a mí, también ve a Jay Mammón. O al revés. Es como en el canto, hay gente que le gusta a Serrat, el cuarteto o las tonadas o la música del norte. En fin, sobre gustos no hay nada escrito.

– ¿Cómo ve la onda que pega del stand up en la mayoría de los espectáculos?

– No digo que sean malos o buenos, pero no hablo de calidad artística, sino me refiero a poder de convocatoria propia. Hasta el momento, no he visto a nadie todavía que rompa records. El stand up es un formato estadounidense donde su nombre lo indica, es "humor parado". Pero eso lo ha hecho Landrisina toda la vida, el Cacho, el Flaco y yo también, pero bueno es una moda llamarlo ahora así como stand up, porque suena bonito.

– ¿Cómo le fue con tanta exposición en el Bailando?

– Fue una linda experiencia pero llegó el momento de dejarlo. No era para mí. Al principio no quería entrar, pero como el Chato Prada y Fede Jope insistían tanto, no podía hacerme el artista exquisito. Me fue muy bien, pero dejé de divertirme cuando dejaron de darle valor a la previa y pedían más baile. No me interesó y me fui. Calculá que el año pasado eliminaron a Maximiliano Guerra y Eleonora Cassano, ¡Imáginate! ¿Qué puede quedar para mí?

– ¿Sintió que pudo quedar expuesto al ridículo?

– Puede ser que sí. En mi caso, no lo hacía en serio, sino para divertirme y hacer reír. Ahora, el que lo haga en serio, ahí sí que sufre más el ridículo. A mí la gente me para en la calle y me decía que se reía mucho conmigo. Tengo más de 30 años de profesión ya la gente sabe quién soy. Seguiré trabajando hasta que la gente no me dé más bolilla. Cuando pase eso, me voy a casa y ya está.