Este torneo será difícil de olvidar para Peñarol. Porque fue puntero durante el 70% del certamen y sobre el final perdió puntos claves que lo llevaron a quedarse con las manos vacías (más allá que haya clasificado al Torneo del Interior). Porque si bien llegó a la última fecha con chances de campeonar, primero tenía que ganar: lo hizo por 2-1 sobre el final a Villa Obrera, pero además necesitaba que Alianza no triunfara y ello no se dio. Por eso se quedó con un subcampeonato que tiene un sabor agridulce, de un título que se le escapó en las últimas fechas.
Lo más destacado de ayer fue que los arqueros, Fabián González en la Villa y Leonardo Avila en el Bohemio, marcaron goles. El "Tato", de tiro libre para abrir el tanteador, y el "Loco", de penal para empatarlo. Aunque el grito de triunfo para los de las Chimbas lo festejó Andrés Barrionuevo. Festejó a medias porque cayó a los 50′ del complemento, los hinchas de Peñarol invadieron la cancha y los jugadores buscaron rápidamente los vestuarios y en esa corrida, el autor del gol salió disparado para la popular de Villa Obrera, una piedra le pegó y le "abrió" la frente.
Para empañarlo todo, porque los dos se quedaron sin nada, en el local el entrenador Héctor Naveda se fue muy molesto con los dirigentes y presentó la renuncia, que según él "no tiene vuelta atrás".
Lo que pudo ser una fiesta si Alianza no ganaba, terminó mal. En un partido que tuvo a Peñarol dominando en la etapa inicial con cuatro claras opciones, que cambió en el segundo con la Villa más cerca del gol. El que llegó a los 25′ (González), lo empató sobre los 37′ Avila y en la agonía Barrionuevo le dio el triunfo a Peñarol, el subcampeón.
