Decía Martin Luther King, el 28 de agosto de 1963, en los escalones del monumento a Lincoln en Washington DC, al momento de pronunciar su histórico discurso "I have a dream” (Yo tengo un sueño) que "No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que el negro tenga garantizados sus derechos de ciudadano. Los remolinos de la revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que emerja el esplendoroso día de la justicia”.
Para entender la importancia de la lucha que lideró King, en EEUU, en la década del ’60 del siglo pasado, hay que considerar la segregación racial que imperaba en todos los aspectos de la vida, tanto en los establecimientos públicos como privados. En esa época, solo el 10% de la población negra estaba inscripta en las listas electorales y su nivel de vida medio era menos de la mitad que el de los blancos, y los salarios para un mismo puesto eran, por lo general, muy inferiores.
Este líder había nacido en la ciudad de Atlanta, el 15 de enero de 1929, convirtiéndose en su juventud en un pastor de la iglesia bautista. Desarrolló una destacada labor al frente del Movimiento por los derechos civiles para los afroamericanos, adhiriendo a la filosofía de la desobediencia civil no violenta, tal como había descrito Henry David Thoreau y como había utilizado con éxito Gandhi en la India.
Dentro de su causa también se convirtió en un enérgico activista en protesta contra la Guerra de Vietnam y la pobreza en general. Reclamaba el derecho al voto, la no discriminación y otros derechos civiles básicos para la gente negra de los Estados Unidos.
Por su lucha contra la segregación estadounidense y la discriminación racial a través de medios no violentos, ganó el Premio Nobel de la Paz en 1964. También se le concedió a título póstumo la Medalla Presidencial de la Libertad por Jimmy Carter en 1977 y la Medalla de oro del Congreso de los Estados Unidos en 2004. Desde 1986, el Día de nacimiento de Martin Luther King Jr. es día festivo en los Estados Unidos.
Entre sus acciones más recordadas están el boicot de autobuses en Montgomery, en 1955, que terminó con una decisión de la Corte Suprema de los EEUU del 13 de noviembre de 1956, que declaraba ilegal la segregación en los autobuses, restaurantes y escuelas. Además, el liderazgo de la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad, en agosto de 1963, al final de la cual pronunciaría su famoso discurso vinculado a los derechos civiles. Para entonces King formaba parte de la SCLS (Fundación de la Southern Christian Leadership Conference), una de las 6 organizaciones de los derechos civiles encargadas de la manifestación, que reunió a más de 250.000 personas y que en un principio iba a plantear en términos muy duros la situación imperante. El mensaje luego fue cambiado a pedido del propio presidente, John F. Kennedy, quien temía un impacto negativo en el voto de la ley por los derechos civiles. Por esta causa la situación se complicó, ya que los mismos manifestantes no estaban conformes con los nuevos términos del mensaje, por ser muy "blando”. Sin embargo la marcha planteaba demandas específicas, en cuyo marco Martin Luther King pronunció el magistral discurso, considerado como uno de los mejores de la historia de los Estados Unidos, a tal punto que quedó en el primer puesto entre los discursos del siglo XX según los estudiosos de la retórica.
"Estoy feliz de unirme a ustedes hoy en lo que quedará en la historia como la mayor demostración por la libertad en la historia de nuestra nación”, comenzaría expresando King, antes de profundizar en sus planteos. Luego se referiría a la Proclamación de Emancipación que había sido firmada 100 años antes (1863), y de cómo todavía existía la segregación a pesar de lo que ese y otros documentos históricos de su país prometían. Haría hincapié en que era el momento de hacer el cambio, y si bien aclararía que la violencia no es el camino, su mensaje fue poderoso y persuasivo. Pidió justicia y cambio, y afirmo que era el comienzo de la lucha, aunque descartaba la violencia como medio.
El momento más emotivo fue cuando describió -con el famoso "Yo tengo un sueño”- el país que imaginaba para sus hijos con su mujer: "uno en el que los chicos blancos y negros convivan sin ningún tipo de prejuicio.” Despidió a los asistentes diciéndoles que volvieran tranquilos a sus lugares, que de algún modo el cambio iba a llegar. Y terminó ampliando la visión de una sociedad unida al hablar no sólo de razas que dejen de lado sus diferencias, sino también de religiones.
Entre algunas curiosidades vinculadas a la vida de este líder se consigna que al nacer fue bautizado con el nombre de Michael King, Jr, pero en un viaje a Europa que realizó la familia en 1934, el padre, durante una visita a Alemania, decidió cambiar los nombres por Martin Luther en honor del reformador protestante Martin Luther (en español Martín Lutero).
El 4 de abril de 1968 a las 18 horas y un minuto, Martin Luther King fue asesinado por un segregacionista blanco en el balcón del Lorraine Motel en Memphis (Tennessee), en ocasión de una de sus tantas presentaciones en su lucha cotidiana.
