Goldman Sachs, el banco estadounidense bajo fuerte presión política por sus prácticas tras la crisis financiera, fue acusado ayer de fraude por el Gobierno, que dice que creó y vendió sofisticados productos financieros que estaban diseñados para caer en desgracia. La demanda es el peor trance en años para Goldman, que salió de la crisis financiera mundial como el banco más influyente de Wall Street. Es también un tremendo examen para el presidente ejecutivo del banco, Lloyd Blankfein, bajo fuego cruzado por la política de pago de bonos a ejecutivos, pese al enojo de la población por el rol de la banca antes y durante la crisis. También llega en momentos en que Washington debate una amplia reforma financiera que busca evitar que la industria tome riesgos desmedidos. Las acciones de Goldman cayeron hasta un 15,6% y arrastraron a todo el mercado.

La Comisión de Valores (SEC por sus siglas en inglés) aseguró que Paulson & Co, un peso pesado entre los fondos de cobertura liderado por el multimillonario John Paulson, creó con Goldman obligaciones de deuda colateralizada diseñados para colapsar, y denunció que el banco hizo dinero con esa maniobra.