La manía de practicar golf del presidente Eisenhower destrozó el suelo original del Salón Oval. Hubo que repararlo, primero con linóleo y después, cuando Ronald Reagan se cansó de ese material, de nuevo con parqué.
La manía de practicar golf del presidente Eisenhower destrozó el suelo original del Salón Oval. Hubo que repararlo, primero con linóleo y después, cuando Ronald Reagan se cansó de ese material, de nuevo con parqué.