Habían pasado unos minutos de las 6 de la mañana del jueves cuando Luis Lescano (46) comenzó a cruzar los 100 metros que separan su dormitorio de su local comercial, el renovado ‘Parador Talacasto’, en los cruces de las rutas 40 y 436, en Ullum. Y de entrada percibió que algo no estaba bien: cada noche apaga la luz al cerrar, pero esta vez estaba todo iluminado. Avanzó despacio, por precaución, pero ya con los primeros vistazos sus sospechas se hicieron certeza contundente: habían entrado a robarle. Y esta vez no había sido como otras en las que los ataques eran de poca monta. Al revisar, descubrió que luego de forzarle la principal puerta de ingreso y la ventana del depósito, le habían llevado por lo menos $100.000 en máquinas, aparatos y mercaderías, dejándolo prácticamente al borde de la quiebra.

Ayer, el mismo Lescano enumeró ante este diario las cosas que le robaron: dos máquinas de cortar fiambre, un caloventor, una destalonadora y otras herramientas usadas en la gomería, tres taladros, dos amoladoras, un cargador grande de batería, una ralladora de pan profesional, un horno microondas, un molino de café, una prensa de carne, una cortadora de papas. También una bomba de agua, cuatro bidones con 20 litros de nafta cada uno, termos de acero inoxidable, palas, picos, hachas, cables, una máscara de soldar. Y hasta fiambres, bebidas acohólicas, gaseosas, golosinas y cigarrillos.

‘Nosotros estábamos acá pero no escuchamos nada. Tenemos dos perros que pudieron ser engañados con algo, yo pienso que fue alguien que conocía muy bien nuestros movimientos’, dijo ayer Lescano.

La principal sospecha del comerciante y también de los pesquisas, es que los ladrones fueron más de dos y que usaron vehículos.

Esa teoría incluía ayer la coincidente presencia de dos combis, cuyos ocupantes hicieron fuego bajo un algarrobo del parador con la misma leña de Lescano en el horario en el que ocurrió todo.

‘Esto me cayó muy mal… son 5 años de esfuerzo, agradezco que no nos pasó nada y no rompieron nada. También doy gracias a la gente que me da una mano para poder seguir’, dijo ayer.