Mientras en la simbólica plaza ateniense de Syntagma explotaban bombas molotov, el aire se llenaba de gas lacrimógeno y la Policía dispersaba a miles de manifestantes, en el Parlamento griego se aprobó, con amplia mayoría, el primer paquete de reformas acordado por los acreedores de la eurozona y que servirá para iniciar las negociaciones sobre el tercer rescate.
A favor votaron 229 diputados, frente a 64 que lo hicieron en contra y hubo 6 abstenciones.
La votación estuvo marcada por las disidencias internas de Syriza, y entre los 32 diputados que votaron en contra del acuerdo o
se abstuvieron.
El acuerdo que Tsipras aceptó con los acreedores y lo puso a consideración del Parlamento consiste en un tercer programa de ayuda europeo aún más neoliberal que el rechazado por el 61% de sus compatriotas en un referéndum hace sólo una semana, que le garantizará 86.000 millones de euros en los próximos tres años y el “compromiso” de discutir una reestructuración de la deuda griega, que ya supera el 180% del PBI nacional.
A cambio de una nueva inyección de dinero que permita recapitalizar los bancos griegos, poner fin al corralito y pagar los cercanos vencimientos de deuda con los acreedores europeos y cumplir con la cuota atrasada del FMI, Tsipras aceptó un fuerte aumento del IVA, un recorte de las jubilaciones, una reforma del mercado laboral y del Código Civil y un descarnado e inédito proceso de privatizaciones.
Este acuerdo aprobado ayer por los diputados griegos permitirá que los ministros de Finanzas de la unión monetaria, o Eurogrupo, empiecen a negociar los detalles del texto final del tercer programa de ayuda financiera de la Unión Europea (UE) a Grecia en cinco años.
Afuera, un grupo de griegos que se manifestaba contra las medidas de austeridad lanzó decenas de bombas molotov a la Policía que respondió lanzando gas lacrimógeno, lo que generó los incidentes más violentos en mucho tiempo en la capital helena. Más temprano, los manifestantes marcharon con carteles que decían “No al rescate” y “No a las políticas de la UE, el BCE y el FMI”.
