Sin duda alguna nuestra patria se hizo en Cuyo y en el norte argentino. En Cuyo con el General José de San Martín y todos sus incondicionales hombres; y en el norte sobresale con creces la figura del General Martín Miguel de Güemes, gaucho de coraje que dejó todo en pos de la libertad de la Patria Grande. Gracias a él el Libertador ejecutó sus campañas victoriosas, pues el gaucho salteño con sus bravías huestes, detuvo a los realistas en su avance hacia la capital del otrora Virreinato del Río de la Plata.
De ascendencia española, fue el segundo hijo varón de don Gabriel Güemes Montero y de doña María Magdalena de Goyechea de la Corte. Nació en febrero de 1785 y siendo niño ingresó como cadete en la compañía del Regimiento Filo, emplazado en Salta, ‘la linda+. Desde entonces prácticamente comenzó su carrera, cuando esta tierra nacía. Lucho contra los ingleses cuando invadieron Buenos Aires, en 1806 y 1807, teniendo un protagonismo valeroso y temerario. A posterior se incorporó a la gran causa, cobrando mayor relevancia su rol, cuando conoció a San Martín, quien se hizo cargo de la vanguardia patriota efímeramente en reemplazo de Manuel Belgrano. Igualmente, y antes, peleó en nuestra primera victoria, la batalla de Suipacha. En aquel norte Güemes es uno de los pioneros en poner en práctica lo que se designa como ‘guerra de guerrillas o guerra de recursos+ la cual consiste en ‘la acción sorpresiva de los guerrilleros, atacando los flancos, destruyendo las retaguardias, cortando las comunicaciones, privando de aprovisionamientos y apareciendo y desapareciendo como centellas….’. En esta táctica participó la población en su conjunto incluidas las mujeres. Estos sucesos nuestra historia los glorificó con el calificativo de la ‘Guerra Gaucha+ la cual tuvo como escenario geográfico el norte Argentino y el Alto Perú, conformando uno de los episodios de nuestro pasado considerados como auténticas epopeyas. Llegado el mes de junio de 1821 el General Güemes fue presa de una emboscada. El día 7 de ese mes, durante la noche, un grupo de realistas que habían logrado acantonarse en Salta, le dispararon. La historiadora Lucia Gálvez, relata estos hechos detalladamente: ‘Comprendiendo que se trataba de una emboscada, desenvainó el sable y ‘con la rabia de un tigre acorralado+ saltó por encima de las dos hileras de soldados (…) Atropellando a quienes le impedían el paso, atravesó banda a banda la columna enemiga. Las balas que habían destrozado su ropa y su gorra parecían respetarlo. Pero la segunda descarga, una bala perdida le dio en la cadera derecha atravesándola hasta la ingle. Abrazado al cuello de su caballo galopó hacia la Quebrada de Burgos+. En este derrotero fue encontrado por sus gauchos, quienes lo acostaron en una camilla de palos. De ahí lo llevaron a su hacienda de La Cruz. Varios días duró su agonía, aun así les hizo un postrero pedido a sus fieles gauchos: que sigan con la lucha hasta terminar con los enemigos. Falleció el 17 de junio de 1821. El espíritu de Güemes está vivo en los salteños, en aquel gauchaje que viste al presente esos ponchos rojos, color ‘sangre de toro’, con la franja negra en señal de luto, por quien fuera y lo será por siempre su líder y paradigma criollo.
