Fue un tremendo jugador. Un fuera de serie. Rápido, habilidoso, con una gran pegada. Jugaba de delantero, pero también cumplía muy bien el rol de volante por izquierda. En esa posición su capacidad para “sorprender” en el área rival era envidiable. Aunque todo lo que se destacaba dentro de la cancha, contrastaba con lo introvertido que era fuera del césped. Por eso, Rodríguez hablaba, pero con sus goles…
Comenzó jugando de muy chico en Triángulo Rojo Club. Y al poco tiempo se incorporó a Aberastain luego de la fusión de Pacífico, Colonia y Barceló. Sus grandes dotes como futbolista lo llevaron, a los 14 años, a Desamparados. Ahí no tardó mucho en convertirse en ídolo y en jugar los Nacionales con la camiseta puyutana. Eran el inicio de la época de gloria del Víbora.
“Era un excelente jugador y una gran persona. Lo lindo es que él era de Desamparados y yo de San Martín. Igual, tuvimos una amistad muy buena. No como pasa ahora que por ser de distintos equipos son enemigos. Además fuimos compañeros de trabajo y compartimos momentos inolvidables”, relató Alberto Naveda, quien fuera compañero de Rodríguez en la selección sanjuanina de fútbol.
En cuanto a su características como delantero, el Beto agregó: “Era un goleador nato. Volaba, era increíble como picaba atrás de la pelota. Y conmigo ensamblaba muy bien porque yo era enganche y le tiraba la pelota y llegaba siempre. Era como Juan José López (ex jugador y técnico de River). Vivía en función del arco. Eso sí, no te devolvía una pared porque convertía”, acotó.
Un recuerdo intachable fue en uno de los entrenamientos para la selección local. “Apareció un chico narigoncito, y no sabes cómo jugó. Todos preguntaban ‘¿quién es ese, quién es ese?’, el “Pepillo”, el “Pepillo” decían. Y nadie lo conocía” (sonríe).
Por otro lado, justamente el técnico de ese equipo sanjuanino, José Méndez de Socio, aclaró que Rodríguez “jugó parte de las inferiores en Desamparados y al poco tiempo, en el ‘66, llegó a Primera por sus condiciones y aptitudes. Y en el ‘67 en el primer partido que jugamos con la selección le convirtió un gol a Huracán (terminó 3-0). Después ganamos varios partidos y la prensa nos calificó como el “boom” del Nacional. Contra River, él fue la revelación”.
Dichas páginas de gloria de Sportivo también las escribieron los Palacio, Molina, Montana, Cortez, el Turco Massu y Paz, entre otros. Y si bien ese equipo con el tiempo fue disolviéndose, el grupo de jugadores hasta hoy se junta muy seguido. En ese sentido, Méndez cerró: “Pepillo rogaba para que siempre los jugadores estuvieran juntos. Además de tener características especiales como jugador, como persona fue de primera calidad”.
