Los internos del Hospital Neuropsiquiátrico El Zonda comenzaron con 2 nuevos emprendimientos como terapia para superar sus trastornos mentales y como herramienta para aprender a subsistir económicamente. Se trata de Papelitoz y Maderitaz, dos proyectos que implican la realización de productos artesanales para vender al público. Ambos se suman al Cafezito otro negocio a cargo de los pacientes que ya hasta es contratado para ofrecer sus servicios en diferentes eventos extrahospitalarios.
La entrada del edificio del hospital se convirtió en un taller de trabajo. Ni bien comenzó el día, los internos se calzaron el uniforme para darle rienda suelta a su creatividad. Un grupo hizo con rollos de papel de cocina los pétalos de las flores con las que adornaron las tapas de las agendas y las tarjetas para el día de la madre. Otro pintó las cajas de los medicamentos que toman en el hospital para transformarlas en alhajeros. En tanto que algunas chicas, las con mejor pulso, se encargaron de los últimos detalles a las tapas de las carpetas que se distribuirán entre los participantes de la próxima Jornada de Salud Mental que se realizará en el hospital. Pese a que las carpetas serán para un evento en el Neuropsiquiátrico, sus fabricantes igual cobrarán por ellas. ’Estos proyectos tienen como base que los pacientes recuperen habilidades sociales, trabajen la autonomía y aprendan a autosustentarse para que puedan encarar un proyecto laboral que les permita subsistir con sus propios recursos’, dijo Alejandra Albarracín, una de las psicólogas coordinadoras de estos proyectos.
Tanto con Papelitoz y Maderitaz los pacientes aprenden sobre autogestión, administración de dinero, rotación de roles, uso de herramientas, control y reposición de mercadería, y uso de materiales reciclables, ya que todas las artesanías las fabrican con restos de maderas, cartones, papeles, etc.
Cada uno de estos proyectos funciona además como una cooperativa donde cada trabajador recibe un sueldo (las ganancias de las ventas se reparte en partes iguales entre todos los trabajadores), un descanso semanal, aguinaldo y vacaciones.
El primero ponerse en marcha fue Cafezito, un pequeño kiosco con venta de café al ingreso del hospital que ahora es en un maxikiosco y hasta servicio de catering para eventos. ’Los pacientes que están a cargo de este emprendimiento venden hasta sánguches porque creció la clientela. Viene gente a andar en bicicleta por los cerros y compra provisiones en el Cafezito’, contó María Fernanda Atienza, otra psicóloga coordinadora de estos proyectos.
