Todo comenzó el sábado como una búsqueda para dar con cuatro caballos criollos que supuestamente se habían escapado de una finca de calle Abraham Tapia y Muñoz, en El Medanito, Rawson. Los dueños buscaron a un baqueano y junto a Nicolás Brizuela, el empresario ganadero que hace una semana denunció el robo de un caballo percherón tordillo de ese mismo predio y que estaba valuado en unos 12.000 pesos, salieron a buscarlos. Rastrearon la zona y a los pocos metros, se toparon con unas huellas y con uno de los peores indicios sobre la suerte del percherón: una pata. Pero no se detuvieron allí y siguieron el rastro. Eso los llevó ayer a una finca cercana y llamaron a la policía. Cuando los uniformados de la subcomisaría de Médano de Oro y de la comisaría 6ta., a cargo interinamente del comisario Julio Vázquez, entraron a unos corrales en los fondos de esa vivienda, vieron una escena tremenda: varias osamentas y cueros secos de caballos. Y lo peor, dos de los animales que buscaban habían sido faenados. Pero la investigación continuó y así llegaron hasta un trozadero de Rawson, que había comprado unos 350 kilos de esa carne. Anoche, había un detenido y ese frigorífico había sido clausurado porque la venta de carne de caballo es ilegal en el país y porque no estaba habilitado por el municipio ni por el Senasa, dijeron fuentes policiales.
Según la policía, el robo de los animales ocurrió el sábado en la madrugada y desde ese día comenzaron a buscarlos. Nicolás Brizuela contó que los animales pertenecen a la Tropilla Salinas y en un principio creían que se habían escapado. Pero luego constataron que alguien los había robado y que siguiendo las huellas, dieron con la pata de su percherón, contó.
Ayer al mediodía, el rastro los llevó a una finca de calle 5 y callejón Labrador, donde vive Bautista Ruiz (64), que al ser interrogado, se quebró y supuestamente contó que su hijo y otros sujetos faenaron a dos de los animales, dijeron en la policía. Luego fueron a un corral y allí encontraron los restos de dos de los caballos robados y de otros, de vieja data.
Después, apresaron en las inmediaciones a Juan Carlos Zapalá (56), uno de los presuntos cuatreros y quien ya tendría antecedentes por el mismo delito, informaron fuentes policiales.
Más tarde, los pesquisas fueron hasta el sitio donde supuestamente llegaron los ladrones a bordo de un Rastrojero con 350 kilos de carne de caballo: un frigorífico de calle Perona, en Rawson, explicaron. En ese lugar encontraron la carne de los caballos, dijeron en la policía. Un empleado del trozadero contó "que compramos la carne porque nos la ofrecieron como que era de toro". En tanto, Nicolás Brizuela precisó indignado que "la carne de caballo se distingue porque la grasa se sale al tocarla y la de vaca no. Encima, tiene que estar separada de la de vaca, porque sino te puede contagiar una enfermedad. Han estafado a la gente".
Horas después, el frigorífico fue clausurado, porque tampoco estaba habilitado por el Senasa ni por la Municipalidad de Rawson, precisó un alto jefe policial. Además, los pesquisas no se explicaban como el lugar estaba funcionando porque no contaba con la infraestructura necesaria. Por otro lado, la policía investigaba si el trozadero había distribuido parte de esa carne a negocios de consumo masivo del gran San Juan, informó una fuente ligada a la causa.
