Una enfermera universitaria y su pareja, un tornero, fueron encontrados ayer muertos en su casa en Rawson y el caso era todo un misterio porque las causas de muerte no estaban claras. Es que la Policía no encontró lesiones que indicaran una muerte violenta, por eso la teoría que anoche había cobrado más fuerza entre los investigadores era la de una presunta intoxicación con monóxido de carbono por el posible mal funcionamiento de un calefón. No obstante, los pesquisas eran cautos y no descartaban otras teorías, por eso ellos y el juez Alberto Benito Ortíz (Primer Juzgado de Instrucción) esperarán el resultado de la autopsia para despejar cualquier sospecha.
Los fallecidos fueron identificados como Sara Elizabeth Carrizo Tejada (25) y Eduardo Miguel González (27). Los dos alquilaban desde hace un par de meses una casa en calle Rodas 1996 Este, cerca de callejón Maradona, Rawson. En el lugar fue imposible tener una versión de los parientes, ya que estaban muy alterados.
La versión policial señala que González trabajaba con su padre y el viernes en la noche lo llamaron para pedirle unas herramientas, pero él no respondió. Ayer en la mañana no fue a trabajar. Fue por eso que mandaron a buscarlo y, como no respondía, su padre fue a verlo a eso de las 10. En la Policía indicaron que, como no salió nadie, el hombre derribó la puerta y encontró a la pareja muerta en el dormitorio.
Un jefe policial señaló que la chica estaba en ropa interior en la cama y que Eduardo yacía al lado, pero en el piso. El muchacho tenía puesta una remera, un jean desprendido y tenía un golpe en la cara, que aparentemente sería por la caída. Podrían haber muerto alrededor de las 6, dijeron.
Lo llamativo es que la pareja no tenía heridas. La casa estaba con llave y adentro no se veía desorden ni faltantes de cosas, por lo que se descartó la participación de un tercero. Eso sí, los policías hallaron en el lugar unas jeringas usadas y ampollas de analgésicos y corticoides. Eso despertó también otras sospechas, pero aclararon que esos medicamentos no son letales. Por otro lado, los investigadores dijeron que los familiares de ambos contaron que la pareja se llevaba bien y no tenían motivos como para quitarse la vida.
Más allá de esas teorías, la que más fuerza cobró fue la de una supuesta intoxicación con monóxido de carbono. Y es que el calefón no tiene chimenea con salida al exterior y la casa estaba cerrada. Además, el padre de González habría dicho que cuando entró a la vivienda percibió un olor a gas y por eso abrieron las ventanas y cerraron la llave de la garrafa. Esa hipótesis explicaría por qué las víctimas no presentaban heridas y quizás se desvanecieron antes de poder pedir ayuda. Anoche, el juez esperaba el análisis forense para saber con certeza de qué murieron.
