Ella permanecía de costado sobre la cama y tapada con la colcha, como durmiendo plácidamente. Su marido estaba tirado en el suelo casi en posición fetal y en medio de unos charcos de vómito. Así encontraron ayer en la mañana a un matrimonio que apareció muerto en un dormitorio de su casa en el Bº Frondizi de Capital. Ambos insinuaban que habían sufrido de distinta manera, pero por la misma causa: una intoxicación. La principal hipótesis policial es que consumieron algún alimento en mal estado y eso les provocó la muerte en cuestión de horas, aunque el caso igual es misterioso.
Como nunca, Ovidio Argentino Mereles (69) ayer no fue a trabajar a la Secretaría de Gestión Pública de la provincia, donde se desempeñaba como chofer. Pasada una hora, sus compañeros llamaron a su único hijo, Daniel Mereles (vive en otro lugar), y éste le respondió que también estaba preocupado porque tampoco lo había visto. Todos los días a primera hora, Ovidio llegaba con su auto Ford Fiesta al Centro Cívico y se encontraba con su hijo para que se llevara el coche, cosa que ayer no sucedió.
Daniel Mereles fue al domicilio de sus padres, en la casa 8 la manzana P del Bº Frondizi. El auto estaba en el garaje. Se cansó de llamar a la puerta, entonces preguntó a los vecinos. Antonio Videla y su mujer le contaron que no veían a los Mereles desde el miércoles a la mañana. El muchacho se cruzó por la medianera y llegó hasta el fondo de la casa. Gritó, pero no respondían. Vio que las llaves estaban por dentro. Fue ahí que pensó lo peor y rompió un vidrio de una ventana y entró. Al llegar al dormitorio de sus padres encontró un cuadro espantoso: Ovidio Mereles estaba en el suelo, al costado de la cama; su mamá Susana Carrizo (68) permanecía inmóvil en su cama. "La mami estaba dada vuelta, tapadita…", alcanzó a describir Daniel. Eso fue como a las 9:30. Los primeros en llegar fueron los policías de la Motorizada Nº6, después el lugar se llenó de uniformados. Los investigadores de Homicidios y la Seccional 2da. hallaron vómito al lado del cuerpo del dueño de casa, y otra sustancia similar -pero poco- al lado de la mujer. También observaron excremento en el piso de la pieza y del baño.
Jefes policiales aseguraron que no detectaron lesiones en los cadáveres, como tampoco nada extraño en la vivienda. Eso descartaba un doble asesinato y el robo. Además, la casa estaba toda cerrada por dentro, según su hijo. Se especuló que podrían haberse intoxicado con monóxido de carbono, pero no tenían estufas ni braseros y la única llama era la del calefón, pero había ventilación suficiente, explicaron.
Sobrevoló la hipótesis de doble suicidio, pero también la desecharon. El matrimonio no pasaba necesidades y estaba ampliando su casa. Mereles iba a jubilarse el 1 de junio, o sea la semana próxima, contaron sus compañeros. Y Carrizo recibía una jubilación de ama de casa. Sus familiares y vecinos dijeron que la pareja parecía llevarse bien.
Por los vómitos, los policías llegaron a la conclusión que murieron intoxicados por algo que ingirieron. Hallaron una tableta vacía de Rivotril, pero el médico legista señaló que eso no pudo matarlos, dijo una fuente. En cambio, sí un alimento en mal estado, a través de la enfermedad llamada botulismo que puede causar la muerte en horas. Ambos habían muerto de madrugada.
En la cocina había una olla con fideos con pollo y tuco, y hasta un vaso con ensalada de frutas, afirmó un policía. Habían dos botellas de salsa caseras vacías y muchas otras sin abrir. Las botellas de conservas tenía el rotulo "2009′. El comisario mayor Manuel Peña, jefe de la Dirección de Investigaciones, afirmó que sospechan que se intoxicaron con esas conservas. La policía llevó a analizar una botella con salsa de tomate y otra de berenjenas. Las dudas igual persisten porque pueden haber ingerido veneno u otra cosa, y ese misterio sólo será revelado con las autopsias a los cadáveres (anoche, no se conocían los resultados) y los estudios a las muestras de los restos recogidos en el lugar.
