Fue el empleado de una metalúrgica quien descubrió, a las 11.30 de ayer, el extraño bulto que en principio le pareció un perro muerto y segundos después se estremeció cuando se acercó y distinguió con claridad un pequeño cadáver humano. Entonces llegó la Policía y el caso se pobló de dudas, porque el cuerpo estaba putrefacto y no se podía precisar su sexo (podría ser varón), la antigüedad del fallecimiento o si presentaba algunas lesiones u otros indicadores para determinar un punto clave en la investigación: saber si se trató de un feto expulsado por una maniobra abortiva o si nació vivo y fue asesinado.
La posibilidad de un crimen no se descartaba en la Seccional 3ra al mando del comisario Marcos Marín, porque el cadáver tiene unos 35 centímetros y es probable que hubiera tenido seis meses de gestación al momento de su muerte.
La hipótesis de un homicidio tiene respaldo también en la misma modalidad empleada para deshacerse del cuerpo. Los investigadores están convencidos de que lo tuvieron oculto en algún lugar y que recién durante la madrugada lo arrojaron donde lo hallaron ayer: en la chepica al costado de un canal en el ingreso a una metalúrgica en O’Higgins y Patricias Sanjuaninas, en Trinidad, Capital.
La autopsia será clave para saber si se trató de un aborto o un homicidio. De todos modos, mientras el forense analiza los restos para establecer la causa de muerte, policías de la Seccional 3ra encararon un rastrillaje en hospitales y clínicas para determinar si allí llegó alguna mujer con problemas de pérdida o algún síntoma similar, dijeron fuentes policiales.
