Llegaron a las 6 de la mañana con Alma, una bebé de cinco meses y se apostaron justo al lado de las rejas de contención. Así, 16 amigas fueron las primeras en ubicarse para entrar por la tarde al recital de su ídolo. Hicieron postas, llevaron reposeras y hasta conservadoras para pasar el día. Para ellas, la recompensa fue más que alentadora: estar cerca de Ricky Martin. Pero no fueron las únicas que se prepararon para pasar el día en la vereda de la Facultad de Ingeniería. Por la siesta, la fila de fanáticas del boricua daba vuelta por Libertador. La postal fue similar en toda la extensión de la fila. Algo parecido a un acampe a la hora de conseguir la mejor ubicación.
Así, la gente se apostó con muchas horas de anticipación para poder ingresar al Estadio Abierto. Para resistir el calor, las chicas se fueron cómodas. Mucho shorts y ojotas para estar frescas y paraguas y sombrillas a la hora de combatir el fuerte Sol.
La mañana fue llevadera. Muchas chicas optaron por armar grupos y hacer posta a la hora de esperar. Pero por la siesta, el calor se hizo sentir y ni la sombra de las moras fue suficiente para combatir el clima. Los heladeros, vendedores de sombreros y lonetas estuvieron a la orden del día. Mientras que las fanáticas no dudaron en desplegar toda la artillería que llevaron para alentar al portorriqueño. Banderas, binchas y mucho pósters fue lo que abundó durante la espera.
La gente hizo la misma fila, independientemente del precio que pagó por la entrad. En un comienzo esto confundió a los que esperaban. Pero las dudas se disiparon cuando llegó la Policía y explicó que la división por precio de entrada iba a realizarse más cerca del Estadio Abierto.
La mayor cantidad de personas comenzó a llegar pasada las 17. A esa hora, la fila ya rodeaba el Parque. A pesar de las horas de espera, las chicas nunca perdieron el ánimo y hasta empezaron a contactarse con las otras personas que esperaban. La mayoría se apostó en grandes grupos en los que abundó el mate, las conservadoras con bebidas frescas y las lonetas que no dudaron en desplegar en la vereda de calle Urquiza para pasar lo mejor posible las horas que tuvieron que esperar para entrar al Estadio. Fue a las 19 cuando las vallas de contención se abrieron para que las fanáticas empezaran a ingresar al lugar. Esto sucedió poco antes de que Ricky Martin llegara al Aeropuerto de San Juan. Ni bien habilitaron el ingreso, un grito de aliento y de alegría invadió la calle Urquiza, que a esa hora estaba llena de fans del boricua.
