Al ser consultados sobre la conveniencia de aprobar estos proyectos de ley, dos legisladores sanjuaninos del Congreso Nacional respaldaron estas iniciativas de muerte digna: el senador nacional César Gioja y el diputado nacional Daniel Tomas, ambos del oficialismo.
Gioja, del Frente por la Victoria (FpV), se manifestó en contra de "mantener a cualquier precio las prácticas terapéuticas, cuando la enfermedad ya se encuentra en etapa terminal". El legislador recordó que el año pasado presentó un proyecto para que cualquier persona en pleno uso de sus facultades exprese -en una especie de testamento vital- su voluntad de negarse a prácticas médicas que prolonguen artificialmente su vida, si en un futuro llegara a padecer una enfermedad en etapa terminal.
Según Gioja, el proyecto -que aún no tiene dictamen de comisión- es para evitar lo que muchos conocen como encarnizamiento terapéutico para pacientes terminales. "Lo que se trata es de evitar situaciones dolorosas" generadas por prácticas médicas, agregó el senador tras recordar que su proyecto contó con el respaldo del padre José Juan García.
En la misma sintonía se expresó el diputado nacional oficialista Daniel Tomas (FpV). Aunque dijo estar en contra de prácticas como el suicidio que suponen "poner fin a la vida por decisión propia", agregó que "si lo que se busca es paliar (atenuar) el dolor y evitar que los medios terapéuticos afecten a lo físico, en ese caso estoy de acuerdo (con los proyectos sobre muerte digna). Hay documentos del Vaticano que avalan esta posición", dijo el sanjuanino del FpV. Dicho de otro modo, el legislador se expresó en contra de prolongar tratamientos terapéuticos cuando es "difícil la recuperación" de un paciente.
Aunque se expresaron a favor de la muerte digna, tanto Gioja como Tomas manifestaron su oposición a la eutanasia. Para algunos especialistas, la diferencia entre ambas es que al interrumpir el uso de un medio mecánico que mantiene la vida artificialmente (muerte digna), no se está practicando la eutanasia, sino dejando obrar a las leyes naturales, que tarde o temprano desembocan en una muerte física. La muerte digna se distingue de la eutanasia en que la primera nunca pretende deliberadamente el adelanto de la muerte del paciente. Con la eutanasia se pretende provocar la muerte administrando un fármaco letal.
Un no explícito
De los legisladores consultados por DIARIO DE CUYO, la diputada Margarita Ferrá de Bartol (FpV) fue la única que se manifestó explícitamente en contra. "Hay que respetar el derecho a la vida, desde sus orígenes hasta la muerte. No habría que apresurar la muerte en caso de enfermedades que no tienen solución. En principio, no estoy de acuerdo. Salvo en caso excepcionales como los de muerte cerebral absoluta", dijo Ferrá de Bartol.
La legisladora agregó que este debate "no sólo deviene de principios religiosos. El derecho a la vida es una aspiración del género humano, un derecho que está presente en todas las constituciones".
A pura cautela
"Como no soy experto en el tema, antes de emitir mi voto creo que hay que consultar tanto a los médicos como a la Iglesia. Hay que evaluar los pro y los contra de otros países que han aplicado proyectos similares", dijo el senador nacional por San Juan, Roberto Basualdo. Para el legislador opositor del Frente Producción y Trabajo, "si bien nadie quiere ver sufrir a otros, siempre queda la fe de que un paciente se pueda salvar, sobre todo teniendo en cuenta los avances de la ciencia".
Para el diputado opositor del Frente Unión por San Juan, Mauricio Ibarra, todavía hay que estudiar bien los proyectos y fijarse si "son serios. Ha habido casos de malos diagnósticos de muerte cerebral. También hay que ver qué va a pasar cuando se trate de la muerte digna de menores que no tienen padres. No sé si se alcance un proyecto que refleje el espíritu de todos los sectores". Aunque se mostró cauto a la hora de fijar posiciones, Ibarra dijo no estar "de acuerdo en anticipar la muerte, porque la muerte debe ser el desenlace natural de la vida".
Por su lado, la senadora Marina Riofrío (FpV) consideró que "en temas tan delicados primero hay que informarse. Por eso, aunque no formo parte de la Comisión de Salud, voy a participar de las audiencias públicas con especialistas para formarnos una idea acabada".
A su vez, sostuvo que "a priori, tengo una inmensa solidaridad con la gente que está reclamando por la muerte digna. Pero hay que ser extremadamente prudentes, ir paso a paso. Una ley como esta no debe ir de la mano de la urgencia o la mediatización de un caso".
La legisladora oficialista interpretó que "hay que consensuar un proyecto compatible. Debe evitarse que haya abusos en la práctica o riesgos de avasallar derechos. Tampoco hay que tomar decisiones que corresponden a otros que no pueden expresarse, como es el caso de los que están en coma".
En tanto, el diputado Juan Carlos Gioja (FpV) dijo que "es un tema muy complejo, de muy difícil normatización. Para normatizar estos proyectos, habría que ajustarse a requisitos muy fuertes y alcanzar una certificación científica suficiente para determinar con seguridad que un paciente se encuentra en estado terminal", apuntó.
Su par del oficialismo, el diputado Ruperto Godoy consideró que "es un tema complicado que necesita debate con médicos y religiosos. A uno le gustaría avanzar, pero en lo personal no tengo una opinión formada por el momento".
