Sin la presencia del secretario general de Unasur, Néstor Kirhcner, los cancilleres o vicecancilleres de 11 de los 12 países miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) analizaban anoche en Quito, a puertas cerradas, la situación derivada de la reciente ruptura de relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela, e intentaban una mediación que permitiera dejar atrás la crisis.
La única actividad pública del encuentro fue el discurso inaugural del canciller anfitrión, Ricardo Patiño, quien señaló que la Unasur "no podía permanecer indiferente ante un problema tan importante’ y destacó que el gobierno venezolano hizo un pedido "para buscar caminos de entendimiento entre los dos países hermanos".
"Esperamos llegar a resoluciones que nos permitan avanzar en el tratamiento de este problema", afirmó Patiño, quien manifestó su esperanza en que la reunión sirviera para "encontrar los mejores resultados", según reportaron las agencias de noticias ANSA y DPA.
Un rato antes, el canciller argentino, Héctor Timerman, había destacado que la "celeridad" de la convocatoria reflejaba el "deseo’ de todos los miembros del organismo de que el conflicto sea resuelto por la "vía pacífica’.
La reunión extraordinaria de los cancilleres de la Unasur, en la sede de la cancillería ecuatoriana, comenzó a las 16 locales (las 18 en la Argentina), una hora más tarde de lo previsto, y no se había interrumpido tres horas después.
A la cita asistían, además de Patiño y Timerman, los cancilleres de Bolivia, David Choquehuanca; de Chile, Alfredo Moreno; de Colombia, Jaime Bermúdez; de Perú, José García Belaúnde; de Uruguay, Luis Almagro, y de nezuela, Nicolás Maduro.
Poco antes de la inauguración de la reunión, los representantes de Colombia y Venezuela ratificaron sus respectivas posiciones: por parte de Bogotá, la acusación de que guerrilleros colombianos fueron acogidos en Venezuela, y por el lado de Caracas, sobre la necesidad de un plan de paz en Colombia.
