Lo sufrió, pero lo ganó. Así, como debe ser, para gozarlo más. Anoche, Banco Hispano inscribió su nombre en la larga lista de campeones del torneo Oficial del hockey sobre patines sanjuanino. Con autoridad. Goleando en la última fecha a Unión de Villa Krause por 5-1. Dejando todo en la cancha para abrazarse a un título que mereció. Sacándole una luz de ventaja al otro gran candidato -Sarmiento de Albardón- que también goleó en su partido, pero que quedó con menos puntos que los hispánicos en la tabla general del año hockístico.
Y allí, en el magnífico club ubicado sobre la calle Paula Albarracín de Sarmiento, lo disfrutó con su gente a pleno. Con tribunas colmadas (más de 600 personas) y fuegos artificiales dignos de una fiesta completa.
En la cancha teniendo como bandera a un soldado eterno: Juan Soria. Autor de cuatro de los goles (el restante fue del “Chula” Marimont, otro experimentado del equipo). Mezclando la juventud de varios jugadores con los “años” en cancha de los otros. Sacando a relucir la garra y el corazón en los momentos difíciles y el buen hockey en los puntos culmines.
Porque Unión se le plantó firme y lo tuvo en jaque. Tanto, que el primer tiempo terminó 1-1. Basta con contar que a la apertura del tablero (un bombazo de Juan Soria) para el dueño de casa, el Azul rawsino le respondió de inmediato con el empate de Pablo Mazzochi. Así fue todo en ese primer parcial. Con el nerviosismo del local por buscar la victoria y con la viveza para encarar el momento de la visita.
Pero en el complemento Banco Hispano arrasó con todo. Con un Soria demoledor con sus disparos externos y con la movilidad permanente del resto. Desniveló Soria con otro tiro fuerte y esquinado. Después repitió marcando un penal que le hicieron a él mismo. Y cerró su cuenta personal con otro tiro cruzado. Y lo cerró el “Chula” Marimont convirtiendo un libre directo. Claro, ante tamaña efectividad, recién Unión sintió que ya no tenía fuerzas para más.
Claro que el local contó con la capacidad para mover las piezas de su técnico César Illanez. Y la esfuerzo de todos los pibes (Oruste, Ruiz, Pérez y Amat) y la tranquilidad de otros dos “veters” (Díaz y Alvarez). Por eso, los goles fueron cayendo como fruta madura. Y, al final, los festejos. Ya no importaban otros resultados. Hispano se abrazó a la gloria. Y está bien…
