<b>Esta burra es mía. </b>Pese a que estos animales son comunes en el lugar, más de un niño estaba tan entusiasmado con la bicicleta que pidió como con el regalo que recibió Gustavo Brito. Él la pidió para ayudar a su papá a juntar leña, el único medio de vida solvente que hay en el lugar, salvo la crianza de chivos.

El chico, con apenas 9 años, sabe que no es una tarea sencilla ir a hachar. Hay que caminar mucho y hay que tener fuerza para cargar los más de 8.000 kilos de algarrobo o retamo que entran en un camión y que equivalen a un pago asegurado de 500 pesos. Para eso hay que sortear varios días de faena.

Por eso pidió un animal, para facilitar la tarea. Como ahora su padre trabaja en una obra de construcción en Valle Fértil, Gustavo tendrá un tiempo para amaestrar a una burra acostumbrada al corral y no a las piedras de La Planta, por lo que es bastante arisca.

Hubo bastantes colaboradores para concretar este pedido. Es que no era sencillo conseguir un animal y mucho menos con los papeles en regla. Entonces el empleado que recibió la carta fue ayudado por el esposo de la gerente, Silvina Bellantic, quien cedió la burra que había en su finca. Así llegó Josefina, un animal de 200 kilos, a La Planta y para quedarse para siempre. Gustavo estaba feliz pese a que soñaba con un macho. Igual le servirá para cometer su objetivo.

<b>Dormir como Dios manda. </b>Los Romero son 11, entre grandes y niños. Por eso, hicieron hace un tiempo ya, una especie de sorteo para dividir los lugares en las únicas dos camas que tienen en las 3 piezas de la casa. Así en una cama matrimonial se acomodan cada noche Javier (13), Aleco (14), Eber (12) y Natalia (20), mientras que en una cama chica se hacen un lugarcito como pueden Mari (22), Luciano (5), Ezequiel (4) y Gonzalo (5 meses). Para la madre, el padre y Belén (10), la única posibilidad era tirar unas mantas en el piso. Hasta ahora: Belén escribió la carta y por esas casualidades el sobre le llegó a Marcela Zavaleta, que hacía un par de años, había cambiado los muebles de su dormitorio. Entonces la nena recibió regalo por partida doble: en lugar de una cama y un colchón, fueron dos. Y como si fuera poco, también le regalaron una muñeca, que será la nueva compañía de sus sueños. “Es re linda la cama roja, ahora voy a dormir cómoda y no me va a doler más el cuerpo. Sólo le quiero decir gracias a quien me la regaló”, dice esta nena, que se describe poco dormilona. Según confiesa se levanta temprano a estudiar. Es que cuando sea grande quiere ser jueza.

<b>Una vida cuesta arriba.</b> Lucía Agüero tiene 10 años y es sordomuda. Lo descubrieron en la escuela, pero nunca pudo recibir tratamiento ya que los padres no pueden ir a consultar a Caucete y al lugar, si bien consiguieron que llegase un médico y un odontólogo todos los viernes, no van especialistas que puedan diagnosticarla. Igual ella va a la escuela y se hace entender y entiende lo que el maestro de 1ª grado le enseña -con mucha paciencia y esfuerzo- por señas. Las cuentas, son su fuerte. Desde la semana pasada, andar en bicicleta, también.