Por el cruce de las peatonales, como toda jornada laboral, las personas circulan de un extremo a otro. Cada uno, ocupado en sus asuntos, otros más allá, manteniendo la típica charla de café, un payaso que muestra orgulloso sus globos a los niños, el lustrabotas que religiosamente dialoga con un cliente mientras aplica pomada a sus zapatos. Y en ese mismo espacio cotidiano conviven los artesanos, que en cada semana ofrecen sus obras emanadas por las materias primas que otorga la madre naturaleza y que con sus propias manos, logran una transformación única y poderosa: la artesanía. Pero ayer no pasó como un día más para algunos distraídos. Como cada 19 de marzo, fue celebrado el Día Internacional del Artesano en honor a San José, considerado un símbolo y patrono para los artesanos de todo el mundo. Y en consonancia con ello, las cuerdas del guitarrero Diablito Martínez sonaron en un himno cuyano como regalo en honor para aquellos hacedores y viajeros trotamundos que tiran su paño para la vista de las damas y de los caballeros. ‘Si en el tiempo frutal de la vendimia/tan grande es tu corazón/si el mismísimo sol se te arrodilla… y esa tonadita dulzona que viene y va’, sonaban los versos del tonadero Martínez que sorpresivamente les regaló serenatas en cada puesto que visitaba. ‘Esto es un orgullo que sentimos cuando nos hacen este reconocimiento’, se manifestó alegremente la artesana Liliana Stilman, quien estaba acompañada por dos colegas y saludaban al director de cultura de la Municipalidad de Capital, Luis Eduardo Meglioli. En un acto simple y humilde, las autoridades comunales de la respectiva área pública, saludaron durante la mañana y la tarde a los artesanos de la peatonal por su día. ‘Ser artesano es una vocación para maquillar lo que da la naturaleza y darla a la gente lo mejor de este mundo’, dijo Froilán Arango que desde 1998 llegó de Colombia para vender sus productos de joyería artesanal, tejidos y fusión de elementos cordilleranos. Y Ariel Domínguez añadió: ‘San Juan es un pueblo artesano originalmente. Ya los huarpes trabajaban el telar y la plata, como la mamá de Sarmiento fue tejedora Hoy el sanjuanino respeta al artesano. Aunque es una lucha constante la falta de espacios para que podamos trabajar, ser artesano es una elección de vida y al mismo tiempo es un trabajo que sustenta a una familia. Si no está motivado, si lo echan de todos lados o lo tratan como delincuente, su paño estará triste, al contrario, se lo debe tratar bien y dejarlo trabajar en libertad’.
