Desde la bajada de bandera en Calingasta, Emiliano Ibarra salió decidido a buscar la carrera. Se sentía bien, fuerte. Con una gran determinación potenció sus cualidades. Con una tremenda concentración sacó el máximo provecho de los desaciertos de sus rivales. Y, con una excelente preparación física coronó exitosamente su esfuerzo. Fue uno de los protagonistas del ataque inicial y fue el único de esa veintena de hombres que nunca dejó la posición de vanguardia en la carrera que tuvo 179,8 kilómetros. El eximio rodador del equipo de la Municipalidad de Rivadavia – Forjar Salud, ganó la etapa escapado con Lucas Lopardo (Sindicato Empleados Públicos) y con la diferencia lograda sobre sus rivales, le arrebató la carrera a Daniel Zamora (Agrupación Virgen de Fátima).
Llegó a la meta en un tiempo de 4h40m39s y quienes habían sido primeros en el viaje de ida sabatino, lo hicieron a 5m39s del nuevo monarca entronizado por la clásica carrera del club Del Bono.
Por como había quedado la general el sábado muchos pensaron que a la Agrupación Virgen de Fátima nadie le quitaba el triunfo. Error, carreras son carreras y ayer los "Piqueteros’ debieron lidiar con una temprana pinchadura de Luciano Montivero y una madrugador ataque de una veintena de corredores que hicieron diferencia rápidamente. Su táctica de cuidar al líder tambaleaba porque debían esperar a un peón de lujo y luego armar una persecución que terminó exitosamente, colocando a Zamora en la vanguardia, pero que también pulverizó sus físicos. "Zamorita’ quedó sólo arriba en un grupo de ocho hombres donde estaban Ibarra, Lopardo, Oscar Villalobo y Agustín Fraysse (ambos de Full Time), Pedro González (Municipalidad de Rawson) y tres hombres de la Municipalidad de Pocito, Ricardo Julio, Ricardo Escuela y Roberto Richeze.
En ese instante, por como estaban repartidas las fuerzas, muchos pensaron que nadie les quitaba la carrera a los pocitanos. Error, carreras son carreras y ayer los pocitanos por cuidar a Zamora para atacarlo en los metros finales descuidaron a Ibarra y Lopardo, quienes los atacaron subiendo el Villicum y aprovechando las dudas de sus rivales vestidos de celeste y azul, se mandaron a mudar. Al píe del último obstáculo de montaña llevaban 3 minutos, distancia indescontable.
González y un Villalobo herido salieron a buscarlo. Los otros se quedaron atónitos, sin piernas y sin fortaleza anímica para hacerlo.
En el mano a mano de dos duros, Ibarra llegó más entero y ganó la clásica con mucha categoría.
