El presidente de EEUU, Barack Obama, hizo ayer una apasionada defensa de la reforma de las políticas de inmigración en un discurso en El Paso, Texas, (frontera con México) intentando llegar a los votantes hispanos cuyos votos necesita para la reelección el próximo año.
Sin embargo, no ofreció iniciativas concretas o plazos para presentar la legislación, lo que subraya el hecho de que es poco probable que logre aprobar la reforma antes de las elecciones de noviembre del 2012.
Obama, cuya reelección depende en gran parte de la salud de la economía estadounidense, sostiene que la reforma de inmigración tendría beneficios económicos para la clase media y para los empresarios mientras que también mejora la seguridad nacional.
“Una manera de fortalecer la clase media es reformar el sistema de inmigración, para que no haya más una masiva economía clandestina que explote la mano de obra barata al tiempo que deprime salarios del resto”, indicó el mandatario. “Es por eso que la reforma del sistema de inmigración es un imperativo económico”, agregó.
En agosto, Obama firmó una ley de 600 millones de dólares para reforzar la seguridad en la frontera con México, incluyendo medidas como la contratación de 1.500 agentes de patrulla en la frontera, inspectores de aduana y agentes de seguridad.
Por el momento, hay tropas de la Guardia Nacional que fueron enviadas a la zona mientras se entrena a nuevos agentes.
“La verdad es que las medidas que pusimos en vigencia están teniendo resultados. Durante los últimos dos años y medio, hemos confiscado un 31 por ciento más de drogas, un 75 por ciento más de dinero, un 64 por ciento más de armas que antes”, indicó Obama. Sin embargo, el mandatario dijo que los opositores a la inmigración nunca estarían conformes, pese a cualquier control más estricto que se haya puesto en vigencia. “Ellos querían un muro”, dijo a la multitud.
Se calcula que en EEUU hay 12 millones de inmigrantes, muchos de ellos latinoamericanos que cruzaron la porosa frontera de 3.220 kilómetros con México.
Un funcionario de alto rango del gobierno de Obama dijo que el costo de la reforma rondaría los 54.000 millones de dólares, pero el aumento de los ingresos sería de 66.000 millones de dólares.
