�El paraje estuvo limpio. Armaron canteros alrededor de los árboles y colocaron varios tachos para recolectar residuos. A esto se sumó que el municipio envió una máquina para allanar la huella y un camión regante para aplacar la tierra. La gente mantuvo el orden. La mayoría de los fieles comenzó a llegar temprano, con el mate a cuestas.