El fuerte olor a humo. El aviso oportuno de un vecino que salió a ver qué pasaba. La carrera a mil del hermano de ese hombre para avisarle al dueño del vehículo que vive a cuatros cuadras. Y en segundos la desesperación y la impotencia de no poder hacer nada porque las llamas avanzaban y avanzaban, implacables. El incendio en la cabina y la zona del motor del Ford 400 encajado entre la pared medianera y la casa donde vivía Eduardo Martínez (48 años) con su mujer y dos hijos, era una amenaza de cuidado que prometía resultados impredecibles: el vehículo estaba cargado con 42 garrafas de 10 kg. y otras 28 de 15 kg., un peligro, a pesar de estar vacías. Todo empezó alrededor de las 6.45 de ayer y terminó minutos después, cuando Bomberos de la policía y voluntarios de Chimbas controlaran las llamas en ese camión estacionado en el ingreso de la casa 5, manzana A del barrio Frondizi, en Rivadavia. Entonces comenzó a instalarse la hipótesis de que el incendio había sido provocado, por al menos una persona que además de prender fuego en la zona de la cabina quizá empujó el vehículo para que quedara encajado donde estaba, sin que se pudieran abrir las puertas.
"En la policía me dicen que el fuego fue intencional y no fue por una falla eléctrica… el camión estaba frío, lo dejamos acá como a las 4.30. Yo no sé qué pensar, no tengo problemas con nadie", dijo ayer sorprendido Martínez, quien tiene un pequeño comercio y trabaja en el tema del gas desde 1981, en una empresa, y a partir de 1993 como distribuidor particular. "La verdad es que no sé qué voy a hacer ahora, ese camión es el único que tengo para ese trabajo", dijo Martínez.
En la comisaría 23ra. buscaban ayer pistas para esclarecer el violento atentado.
