Pasó otro Argentino A para Sportivo Desamparados y esa doble apuesta que se hizo en mayo del 2008 quedó en el fracaso. "Este es el año" dijeron todos en Puyuta pero no fue. La derrota ante Cipolletti no hizo más que anticipar un final ya cantado, que se precipitó en apenas 4 días y en San Juan: desde el empate con 9 de Julio a la primera derrota contra los rionegrinos. Ahí, se desnudaron profundas diferencias entre dirigencia y cuerpo técnico que luego desencadenaron un cruce de declaraciones durísimo para terminar con el segundo ciclo de Mauricio Magistretti. ¿La ilusión murió o la mataron? Esa es la pregunta y para tener las respuestas, es inevitable una cruda autocrítica en la vida interna de Desamparados.
Porque parecía que este era el año porque había presupuesto, plantel y apoyo. Pero si bien las penurias económicas no existieron, fallaron otras cosas. Como el armado del plantel en la pretemporada. Hubo algún error porque si no cómo explicar que en apenas 5 fechas ya se fueran tres refuerzos. Pero además, se sucedieron varios capítulos no menos polémicos que fueron minando la vida de este Sportivo que estaba para pelear el ascenso: La desvinculación de los primeros 3 refuerzos, el famoso despido de Dillon por radio después de perder con Gimnasia en Mendoza, la polémica por la incorporación de un coordinador físico en el ciclo de Dillon, la propia salida del Flaco después de los incidentes en Maipú, el paro del plantel por 4 días de atraso en el pago, la novela con el Pala Fernández y las discusiones con Magistretti. Demasiado. Mucho como para que el mea culpa y la autocrítica sean el paso obligado de todos para rearmar a un Sportivo que esta vez, estaba para el ascenso.
