En pleno siglo XXI la ciudadanía argentina está siendo testigo de la inquisición a la vida. Es que la Corte Suprema de Justicia ha fallado a favor del aborto y en contra de la vida. Por otro lado, también ciertos "defensores de la vida” han planteado frente a los abortos "justificados”, la objeción de conciencia, como si la decisión del profesional médico y quienes lo acompañan, familiares y otros tuvieren en defensa un derecho subjetivo para tomar una decisión que corresponde exclusivamente al derecho objetivo de defender la vida y su concepción.
Quien es la víctima, el concebido, el niño por nacer, aquel que jamás pidió venir al mundo pero que con el maravilloso acontecimiento de la concepción se abrió camino a la gestación de una vida, una vida que vale por todos y que siempre sostuvo la permanencia de la especie humana, una vida que hoy a cada uno nos sorprende cada día a tener la extraordinaria experiencia de apreciar la misma naturaleza, los árboles y plantas, las montañas y los mares, los animales que nos acompañan y hasta los más ofensivos de la tierra, las aves de los cielos en su cantar y el inconmensurable universo y porqué no también aquel niñito que habiendo estado en el vientre materno hoy puede ser la gracia de los padres al verlo nacer y crecer, dar tumbos y gatear, caminar y correr, jugar y pensar, pero que aún viviendo, vive por sus padres porque así lo quisieron, y para aquellos que aunque no lo esperaron vino también y para que aquellos que no lo quisieron vino a la vida y hoy, está por nacer.
Al promediar este siglo XXI parece memorarse como en los obscuros tiempos medievales, la inquisición a la vida. ¿Quién está como defensor?, la tibia y escéptica objeción de conciencia, una definición e intento fallido de pretender quedar bien con la conciencia misma y no con lo real de la vida, lo objetivo de su amparo. ¿Qué defensa puede tener así el concebido?, ¿Quién garantizará que ante el juicio de la inquisición a la vida tendrá al menos la oportunidad de vivir? Evidentemente el ser humano a cargo, ha profundizado en el conocimiento y tratado de la muerte, pero no conoce nada de la vida, como se educa para sostenerla y como se promueve para defenderla.
Si la ley manda, la conciencia no puede negar por norma ética alguna, pues la ley está concebida por el orden natural y por el derecho a la vida no puede haber nada ni nadie que discrimine sobre la vida misma. Resolver a favor de la vida es proclamar su defensa y sancionar a quienes quieren provocarle un daño, "tanto a uno como a otros”. Los síntomas en contra de la defensa a la vida están siendo observados. Somos espectadores de la incapacidad de quienes pretenden defender la vida y efectivamente no lo hacen. Frente al juicio de la inquisición a la vida "pocos se salvarán”. ¿Es que acaso, el concebido, niño por nacer, ser humano en gestación debe estar librado a su suerte por decisión del adulto? Me pregunto, ¿Quien es mayor el padre, madre o el hijo? La respuesta es que los padres tienen los mismos derechos fundamentales que sus hijos pero a su vez se distinguen en responsabilidades. Todos son iguales ante la vida y ante la ley. Una madre es tal no porque da nacimiento a un hijo sino porque lo concibe. Un padre es tal no porque fecunda a un hijo sino porque anticipa la vida. ¿Qué ocasiona entonces el aborto? Produce pues, la muerte de un ser humano en gestación.
Conclusión: Todo esto ocurre, porque no hay una firme educación en la familia. No hay convicción y programas de formación escolar y académica que ayuden a favorecer la vida y promoverla con responsabilidad. Fracasan los planes sanitarios de salud; no es únicamente repartir preservativos en los centros de salud o universidades fomentando así la libre relación sexual irresponsable para no caer en embarazos no deseados o posibles infecciones. Los planes previstos para una educación sexual hablan de la necesidad inevitable de las relaciones y no de promover la fortaleza firme de no tomar decisiones sin el objetivo de conformar una familia. Me pregunto ¿A quién le conviene esto? Nuestros diputados han frenado un proyecto de ley de Protección a la Vida del Concebido para formarse en las escuelas y, el pasado año, 30 proyectos de ley con el mismo tema fueron a archivo. ¿Por qué no los trataron?
