Antes de debutar para el público en la gran pantalla, ya todos hablaban de Inseparables, la película que hoy llega a la cartelera local. Con el pulgar arriba de la crítica, los buenos comentarios de los famosos que vieron las funciones privadas y los tráilers, fue creciendo la expectativa por esta historia protagonizada por Oscar Martínez y Rodrigo de la Serna; y dirigida y adaptada por Marcos Carnevale a partir del exitosísimo film francés Intocables (2011), de Olivier Nakache y Éric Toledano. Una historia basada en un hecho real y que, en lenguaje de comedia dramática, podría resumirse como un canto a la vida. ‘Divierte, conmueve, hace bien’, dice en charla con DIARIO DE CUYO Oscar Martínez, el gran actor que encarna a Felipe, un adinerado empresario que queda tetrapléjico, y que -a contrapelo de su entorno- contrata como asistente a Tito, un joven políticamente incorrecto, pero el único que no lo trata con compasión, con quien entablará un vínculo maravilloso. – La película llega a los cines precedida de una gran repercusión. ¿Se la esperaban? – La verdad que sí… Cuando la vi la primera vez me pareció que tenía todo para que funcione muy bien. Es una historia muy atractiva, que tiene mucho humor y al mismo tiempo emociona y es esperanzadora. Inseparables es una película edificante. Además, en general, las películas ‘happy end’ suelen ser superficiales, como que ocurren nada más que en el cine; contrario a este caso que está basado en una historia real… y eso da una esperanza sobre lo mejor del ser humano. – Más allá de que no sea el objetivo, deja un mensaje…

– No hay intención especial, lo que pasa es que la historia en sí misma tiene eso… – ¿El humor es un condimento importante?

– Sí, y fijate que a mí me sirvió mucho un documental que hay en Youtube con el Felipe verdadero, que me recomendó Marcos, donde se ve a un hombre con mucho sentido del humor, que no se autocompadece nunca. Se quiebra únicamente cuando recuerda a su primera esposa fallecida, se emociona… es muy impactante ver a un hombre que no sólo siguió viviendo, sino creciendo, expandiendo su conciencia y encontrándole sentido a la vida. – ¿Encarnar a un tetrapléjico fue complejo?

– Sí, pero el desafío mayor no tuvo que ver tanto con la inmovilidad física como con su mundo interno. Me importaba que la cámara viera qué es lo que este hombre teme, piensa, siente; y que detrás de todo eso estuviera la pátina de lo que le cambió totalmente la vida. Lo más complicado para mí fue que estuviera su interioridad y creo modestamente que está. – ¿Habías visto la película francesa?

– Sí, hace unos tres años, la alquilé para verla en mi casa y ni me imaginaba lo que iba a ver, pero cuando terminé de verla -y a Marcos le pasó algo similar- sentí una sana envidia por los protagonistas y por el director, pensé ‘la pucha, qué gusto que se dieron, que historia más linda’ y pensé que el personaje de Felipe me gustaba mucho y que era un traje que me podía quedar bien. Pero ni soñaba con que finalmente iba a tener el placer de hacerla. Y el año pasado, cuando me llamó Marcos y me contó que Sonofilm había comprado los derechos y que me ofrecía el papel, fue una alegría inmensa, porque para mí ver esa película fue una experiencia inolvidable… – ¿Por qué, precisamente? – Por todo, no sé, me llegó al corazón como pocas películas… no lo racionalicé en ese momento, pero después estudiando el guión y haciéndola, me di cuenta. Es muy entrañable, tiene mucha humanidad, mucha ternura… Además debo decir que fue muy bueno estar con Rodrigo, que para mí es el ideal para ese personaje, con quien estuve haciendo Amadeus un año y medio. Y más allá de que tenemos buena química y un aprecio muy grande por nuestras condiciones, hubo un encuentro humano entre nosotros, y eso es un handicap que para esta historia sirvió mucho…. – ¿Qué te dejó Felipe? – Uno a veces se queja demasiado, se encoleriza o se deprime por pavadas; y cuando ves a este hombre con semejante discapacidad, habiendo tenido que renunciar a lo que era y habiendo perdido al amor de su vida; y así y todo dándole sentido a su vida, riendo, haciendo bromas… uno dice ‘yo no tengo derecho a quejarme de nada’. Eso aprendí. – ¿Pensás que será difícil competir con una primera versión, que fue un gran éxito? – Más que nada era un gran desafío, sobre todo para Carnevale, pero lo sorteamos muy bien. Sabíamos que la vara estaba alta, pero lo tomamos como una referencia nomás e hicimos nuestra propia versión. Muchos que la han visto dicen que ésta es más emotiva, más honda, más entrañable que la francesa; está traída a nuestra idiosincrasia. Marcos hizo una adaptación, está respetado lo esencial, pero está nuestro sello. Y fijate que siendo una remake de una película que tuvo un éxito descomunal -y no hace 30 años-, que esté invitada a Venecia es de alguna manera una cucarda. Estar en Venecia o Cannes o Berlín, festivales de primer orden donde van películas de todo el mundo, es muchísimo. O que la Gaumont quiera comprarla para distribuirla en el mundo, habla de que le ven valores a nuestra versión. – De entrada se podría decir que Inseparables entra en este repunte del cine argentino. ¿Coincidís con este auge? – Sí, se nota y se nota en las recaudaciones. El público ha empezado a responder de manera masiva a las películas argentinas, cosa que antes no ocurría. – ¿Por qué, tiene que ver con la calidad? – Yo creo que se hace mejor cine, definitivamente.