Venían de un triunfo categórico en las elecciones de 2009 -con Cobos como ariete derrotaron por lejos al kirchnerismo local- y hasta un mes antes de las primarias, eran señalados como “la provincia donde la UCR es más fuerte”. Pero ahora, con Alfonsín, El Hijo, al frente de la boleta, desbarrancaron feo, porque en la noche del domingo de urnas la lista roja y blanca de Mendoza, que encabezaron Alfonsín-Gonzalez Fraga apenas si arañó el 11%, a más de 30 puntos de Cristina y detrás incluso de Alberto Rodríguez Saá (aquí orilló el 20% de los votos, detrás del más de 50% que logró Cristina K). Incluso el candidato a diputado nacional por la UCR, Enrique Vaquié, de pura sangre radical, superó a la fórmula nacional por más de 5 puntos en el recuento local, desnudando el corte mendocino contra el binomio “oficial” que había elegido el Comité Nacional de la UCR (cuando renunciaron a la interna Sanz y Cobos).

Por eso no extrañan los reacomodamientos radicales: Ahora cada uno busca salvar la ropa por su lado. La fórmula Iglesias-Jaliff para la gobernación, negociaba anoche con los socialistas locales sumar en la boleta a Hermes Binner, que lidera el frente de socialistas, Libres del Sur de Solanas y grupos independientes. Sin embargo, lo más convulsionante en el viejo partido de Alem-Irigoyen, fue la actitud de diáspora de los intendentes de la UCR, angustiados por la cachetada electoral de Cristina y el pálido papel de Alfonsín. Ni se habían entibiado las urnas de las primarias, cuando los caciques comunales salieron a plantear que querían adelantar las elecciones en sus barrios, para despegarse de la catarata previsible de Cristina, convencidos como están de que Alfonsín-Iglesias no les garantizan seguir en el poder municipal. Tres de ellos, capitaneados por Alfredo Cornejo (uno de los mentores del radicalismo K que inventó Julio Cobos en 2006) ya le hicieron saber al Comité local de la UCR que plantearán en la justicia electoral el adelantamiento de las elecciones en sus comunas, despegándose del huracán Cristina. El comando radical les ha pedido tregua, a la espera de armar un frente con socialistas y otros grupos que llevan a Hermes Binner como emblema para la Rosada. Así estaban anoche, negociando, transpirando por la urgencia y la desazón que les envenenó el hígado el domingo de las primarias nacionales.

Mientras, el peronismo -ahora todos obedientes K, por cierto- ponía las barbas en remojo y prendidos al arrastre de Cristina, salieron ayer a prometerle a la ciudadanía que en el debate de la minería a cielo abierto, ellos van a hacer consulta popular vinculante para definir la vida o muerte del proyecto San Jorge (cobre y oro en Uspallata, cerca de la frontera con San Juan, en el pedemonte). Es que aquí, el ambientalismo, los grupos políticos de izquierda y el progresismo en general -movilizado por los de Pino Solanas- han hecho un frente duro contra los mineros y las tensiones que han generado en la gente mantienen congelada la aprobación del proyecto en la Legislatura.

Los inefables demócratas (que no arriman a la punta desde hace décadas) esta vez se anotaron un poroto prendidos de Alberto Rodríguez Saá, que consiguió aquí nada menos que el segundo puesto en las primarias. Con un prestigio regional de “tipo hacedor”, El Alberto vino a Mendoza prometiendo a los lugareños resolver nada menos que los 2 principales enconos regionales: La promoción industrial y la minería. De la promoción dijo el puntano que ‘hay que bajarla porque ya no sirve y hay que discutir un nuevo sistema de promoción para todo el país‘. Y de la minería -siempre acomodando su discurso según la cara del cliente- El Alberto les dijo a los mendocinos que ‘todos los partidos tendrían que pronunciarse contra la minería a cielo abierto y con substancias contaminantes‘. Claro, lo que aquí apacigua las almas, en San Juan y La Rioja aviva la hoguera de las pasiones.