La generalización de los servicios de Internet, gracias a la facilidad de las comunicaciones globales y accesibles a todo público en forma directa y sin condicionamientos, representa el ideal de la libre expresión del pensamiento sin censura previa y a la vez poder confrontar con puntos de vista divergentes, en una clara comunión de pluralismos de ideas.
Esta neutralidad, que también genera desbordes y excesos indeseables, no quita la esencia de Internet como herramienta insustituible de la informática, donde se dan cita todas las ideologías, dogmas, partidismos, intereses y tendencias sectoriales que van marcando la evolución de la humanidad. Es por ello que pesan más las virtudes que los defectos a la hora de hacer un balance de la imparcialidad de la llamada red de redes y, por lo tanto, de la necesidad de mantener la neutralidad funcional para que ningún factor de poder, público o privado, limite la web por razones políticas, comerciales o económicas.
Existen motivos preocupantes acerca de potenciales intervenciones que lleguen a desvirtuar las ilimitadas posibilidades del sistema -fuera de las actuales impuestas en sus áreas por gobiernos dictatoriales-, a partir del acuerdo firmado por las poderosas empresas que dominan el mercado de Internet, como son Google y Verizon. Más allá del negocio fabuloso que implican los mercados virtuales instalados en la red, el riesgo es que en el futuro Internet pierda la autenticidad actual como medio de expresión incondicional y sea presa de limitaciones para determinar cuáles son los contenidos que a juicio del proveedor se deben utilizar o no.
Si bien el entendimiento Google-Verizon habla de garantías para sostener la neutralidad de Internet, también permite a los proveedores de banda ancha un "razonable” control de la red, con lo cual abre las puertas al uso discrecional de la red. Es decir, deja en manos de cualquier empresa o persona lo que consideren "razonable” para asegurar un servicio de calidad para el usuario de manera de favorecer las elecciones del consumidor, según afirman. Todo un despropósito, ya que difícilmente un usuario pueda tener libertad de opción cuando la red ya viene con contenidos acotados por el proveedor. Y en ese sentido el gigante de las telecomunicaciones Verizon, tiene antecedentes de bloquear mensajes de texto vinculados al aborto, en septiembre de 2007.
Frente a este panorama, urgen una legislación que garantice la neutralidad de Internet, como ya la tienen varios países, incluyendo Chile.
