Irlanda aceptó trabajar con una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE) para tomar medidas urgentes destinadas a apuntalar al sector bancario, que generó una crisis financiera hasta llevar al país al borde de la cesación de pagos. Dublín se encuentra en peores condiciones que Grecia cuando fue rescatada por el FMI y la UE, pero ha llegado a esta situación por un camino muy distinto.
La crisis griega se debió fundamentalmente a un problema de despilfarro gubernamental, del grave descontrol de las cuentas públicas que provocó un déficit estatal gigantesco y situó al país casi en la bancarrota antes de recibir la ayuda internacional. Irlanda, en cambio, es el típico ejemplo de cómo la mala situación de las entidades financieras puede arrastrar a un país a la bancarrota. El fondo del problema es el sistema bancario. En septiembre, el Banco de Irlanda estimó que el coste total del rescate de las entidades financieras del país se iba a elevar a 50.000 millones de euros.
Esa ingente cantidad de dinero ha ocasionado que el Gobierno presidido por Brian Cowen haya tenido que elevar la previsión de déficit público para 2010 al 32% del PBI. Y esa fue la causa de la inestabilidad en los mercados que ha desembocado en la situación actual. Irlanda es el paradigma de cómo el rescate bancario convierte una cuestión de deuda privada, causada por la mala gestión en algunas entidades financieras, en un acuciante problema de deuda pública, primero para todo un país y después para la UE en pleno, por las consecuencias que tendrá el rescate irlandés.
Esta situación obliga a observar la frágil economía española, al igual que la morosidad que soportan los bancos y, sobre todo, las Cajas de ahorro regionales, tan populares en España. Un dato puede bastar: las dos únicas Cajas intervenidas por el Banco de España son Caja Castilla-La Mancha y Caja Sur, anunciaban niveles de morosidad en torno al 5% en sus cuentas. Tras llegar a las entidades y analizar sus balances, el ente supervisor elevó al triple la morosidad en Caja Castilla-La Mancha y acaba de subir al doble la de Caja Sur. Además, la deuda bancaria española ronda en estos momentos los 600.000 millones de euros.
El problema de contagio lo presentan siempre quienes más débiles se encuentran, y este es el caso de España y Portugal.
