Recientemente el licenciado Emilio Fernández, responsable del Parque Ischigualasto, comentaba a Suplemento Verde de DIARIO DE CUYO que la afluencia de turistas rondaba las 120 mil personas anuales.
Dato no menor en función de que gran parte de ellos hacen su escala en algunos de los parajes vallistos como San Agustín, Astica, La Majadita entre otros.
Cierto es que aún hay mucho por hacer para potenciar y capturar las oportunidades y beneficios del turismo, pero también es cierto que hay quienes prefieren dejar la crítica y la desidia para volcar sus energías a construir espacios muy atractivos para la generación de productos, experiencias y vivencias diferentes para los visitantes actuales y futuros.
Entre ellos está el caso de la familia Sánchez y su Finca Don Antonio en Colonia de los Valencianos, una pequeña bodega artesanal y su emprendimiento bajo el manejo prácticamente orgánico.
‘Este fue un año muy bueno en la afluencia de turismo’, comenzó señalando el flamante ingeniero agrónomo Matías Sánchez junto a su padre Daniel agregando: ‘agregando que el Parque Ischigualasto es un atractivo cada vez más importantes, generando la llegada de visitantes que deciden volver ya 2 o 3 veces en la misma visita al parque y que por ello amplían su permanencia en el Valle, completando su objetivo principal con experiencias y vivencias diferentes’.
Acá le mostramos y participamos a la gente del ‘cómo se hace’ y ‘el cómo se cultiva’, en un establecimiento donde la explotación es integral de toda su oferta productiva vitícola, frutal, ganadero y paisajístico, en un marco de amabilidad con el medio ambiente.
Según relataron en el último año han registrado a través de sus encuestas de satisfacción más de 2.500 visitas equivalentes a entre 6 y 8 mil personas.
‘Lo más importante es que le damos valor agregado a toda la producción de la finca en el lugar, cuando la única alternativa que tenemos, en función de nuestro aislamiento fitosamitario’.
‘Estamos sorprendidos por el crecimiento de este establecimiento impensado hace 13 años atrás cuando comenzamos con la idea de plantar vid para posterior realizar la producción de vino. Todo fue gracias al creciente tráfico de turistas del momento.
14 hectáreas, adquiridas por el abuelo de la familia Sánchez para la plantaciones de alfalfa y poseer colmenas para producir miel y con unas pocas plantas frutales que brindaron los frutos de membrillo, damasco, durazno y ciruela para consumo propio, dieron inicio a esta historia. Casi al mismo tiempo de su origen el Parque Ischigualasto fue declarado Patrimonio de la Humanidad, lo cual generó un flujo mayor de turistas a la región.
La demanda de vinos que debían adquirir en la ciudad generó el impulso de plantar en plena crisis del año 2003 6 variedades distintas de uvas para vinificar: syrah, Malbec, Tannat, Cabernet Sauvignon, Montepulciano, y Malvasía para experimentar.
En el 2005 se comienza con la elaboración de los primeros vinos; para ya en el 2008 decidir ampliar el viñedo hasta completar una hectárea completa con varietales Syrah, Malbec, y Tannat; los cuales fueron los que obtuvieron mejores resultados.
Hoy elaboran 6.000 botellas y aspiran a seguir aumentando este número al doble en el mediano plazo además de seguir promocionando los vinos de San Juan.
