Gauchos, gente del ambiente de ciclismo de montaña, gendarmes, policías (de la seccional 21ra. de Homicidios, del Geras) y un nutrido grupo de amigos y familiares recorrieron ayer campos, fincas, canales, el dique los Cauquenes y el río de Jáchal para intentar descifrar un misterio desesperante: la desaparición de Miguel Mateo Muñoz (24 años, alias "Sandunga"). No encontraron nada, pero anoche ya se planeaba cortar el agua en el canal que atraviesa la ciudad para reiniciar hoy la búsqueda, con la expectativa de que el cuerpo del joven hubiera quedado atascado en algún sifón, precisaron fuentes policiales.
El joven ayudante de albañil desapareció de su casa en el centro jachallero alrededor de la 1.30 del domingo 14 de agosto pasado. Esa madrugada le dijo a su madre que se iba al hospital por una molestia en la espalda, y desde entonces nunca más lo volvieron a ver.
Los investigadores reconstruyeron que luego de partir se juntó con unos amigos y bebió con ellos en un baldío detrás de la cancha del club La Estrella. También supieron que con uno de ellos, de apellido Maza, protagonizó una pelea. La policía asegura que la versión de ese joven es contradictoria con las de otros testigos y por eso Maza quedó detenido el último sábado.
Sin embargo, en la familia y amigos de Muñoz desconfían en la policía y así lo hicieron saber en varias manifestaciones frente a la sede policial. Dicen que Muñoz tuvo problemas con cuatro efectivos de esa sede policial, que un docente (aún no localizado) presenció el domingo cuando lo atacaba la policía y que dos videntes les mencionaron a esos cuatro uniformados como involucrados en la desaparición. Por eso la familia prefiere confiar en Gendarmería.
En la policía están molestos con esa versión y aseguran que se investigará hasta las últimas consecuencias, sea quien sea el responsable, "porque acá no se protege ni se esconde nada".
