Vertiginosamente -en menos de una semana- los acontecimientos le desbarrancaron a Celso Jaque buena parte de su andamiaje político. Y quedó expuesto, debilitado. Es que había jugado lo suyo a sostenerse dentro de la sombrilla protectora del matrimonio Kirchner, a esgrimir como un logro político el nuevo acuerdo de la promoción industrial (el que supuestamente acordó con Gioja y Beder Herrera, incluyendo a Mendoza) y al desembarco en Mendoza de Néstor y toda la cúpula del Consejo Nacional Justicialista (el jueves 21), en un explícito respaldo peronista al PJ local. Pero nada se dio como lo imaginó, porque Kirchner le hizo el desplante de trasladar la reunión del Consejo Nacional a Río Negro (y sin avisarle formalmente, se enteró por los medios). Además, nunca apareció el tan mentado decreto de la promoción industrial -que supuestamente implicaba la incorporación de Mendoza al sistema- con el agravante de que con la excusa de ese misterioso decreto presidencial, Jaque ordenó al Fiscal de Estado de Mendoza resignar el juicio que la provincia le había planteado a la Nación (también lo había interpuesto la Cámara de Comercio e Industria de San Rafael) por inconstitucionalidad y en demanda de reparación de los daños emergentes. Es decir, Kirchner no vino, el decreto de incorporación a la promoción nunca apareció ("Está en trámite de protocolización", insisten en la Gobernación) y por si fuera poco, el Consejo Nacional pasó de largo hasta Río Negro, donde se encontrarán todos los popes del PJ.

Volvía de Estados Unidos -donde fue con un grupo de bodegueros a promocionar los vinos de Mendoza- cuando el viernes el destino se ensañó con él, nuevamente. A pocos días de la audiencia pública para la discusión del polémico proyecto cuprífero de San Jorge (en Uspallata, sobre la ruta a Barreal, a 18 kms del límite con San Juan), la Iglesia, formalmente en la persona del arzobispo José María Arancibia e incentivada por el cura de Uspallata -un militante ambientalista- se le plantó a Jaque y le entregó un informe advirtiendo el clima social de crispación que se vive en la villa cordillerana (ya están allí "profesionales" de la anti minería, claro) y poniendo en duda los datos técnicos que hasta ahora se han esgrimido para dejar avanzar la propuesta minera. Saltaron los tapones, en el Barrio Cívico: Es la primera vez que la Iglesia -formalmente y con sus máximas autoridades a la cabeza- se le plantaron al Ejecutivo y le objetaron una medida de política económica, en este caso de promoción de la actividad minera. Jaque salió, airado, a decirle a los medios que la intromisión eclesiástica era "una aberración", que no estaba dispuesto a parar el proceso de determinación ambiental del proyecto San Jorge y que garantizará la paz social y el libre debate de los vecinos en Uspallata (este martes, en Vialidad Nacional de la villa). Pero a las pocas horas, el ambientalismo ya había expuesto en medios de difusión y en la calle su aceitada artillería. Reaccionaron un centenar de ingenieros de la UTN, de la UNC contra los informes que avalan el proyecto, mientras varias ONG y organizaciones políticas-ambientalistas (el PO y el Proyecto Sur de Solanas) han comenzado a ordenar a su tropa en el terreno.