La reforma -que aumenta de 60 a 62 años la edad para jubilarse- es resistida especialmente por los jóvenes que creen que agrandará la brecha generacional en un país donde el desempleo ronda el 10% anual.
Por lo tanto, el triunfo legislativo del presidente Sarkozy (por 173 votos a 153) es sólo otra etapa de la crisis que está lejos de finalizar, dado que esta semana próxima Francia vivirá una nueva jornada de protestas cuando las huelgas y las marchas continúen en las principales ciudades del país.
Mientras tanto, hoy un comisión del Senado y de la Asamblea Nacional tratará de unificar el texto de reforma que será, luego, votado por ambas cámaras del Parlamento.
Sarkozy, que gobierna Francia desde 2007 con su partido Unión Para un Movimiento Popular (UMP), pretende también que aumente de 65 a 67 la edad para percibir una pensión completa.
"Los ‘casseurs’ (vándalos) no tendrán la última palabra", dijo recientemente el mandatario francés, luego de que los sindicatos lanzaran seis marchas, algunas de las cuales reunieron a 3 millones de personas, según los sindicalistas, y un total de 825.000 personas, según la policía.
Convencido de que debía pasar al ataque, Sarkozy ordenó el viernes a la policía que desbloqueara las principales refinerías de petróleo, ocupadas por huelguistas desde hace once días, en una medida considera autoritaria por los sindicatos que compararon al presidente francés con el régimen pro nazi de Vichy (1940-1944).
El plan de reformas afecta a un paquete de beneficios sociales como el seguro de salud, las vacaciones garantizadas, las horas laborales y las escuelas públicas.
La edad actual para jubilarse en Francia es, sin embargo, una de las más bajas del mundo y de Europa, pero el sistema de pensiones afronta un déficit de unos 15 mil millones de dólares por año, circunstancia que, según Sarkozy, podría llevar a la bancarrota.
El proyecto de pensiones fue aprobado por la Asamblea Nacional el 15 de septiembre, pero del tema se viene hablando en Francia desde hace diez meses.
A pesar de las críticas de la clase media y de la izquierda francesa, Sakozy "podría ganar esta pelea sin ensuciarse las manos+ opinó, desde París, John Lichfield en un artículo del diario The Independent.
El analista dijo que el mandatario sabe que +el humor de la gente está cambiando en contra de la huelga" y se pregunta cómo será recordado octubre de 2010 en la historia de Francia: "¿Cómo mayo 1968, noviembre 2005 o julio de 1789?".
Para algunos analistas, la diferencia entre el Mayo francés -donde había crecimiento económico sin precedentes-, y la etapa actual del país, tiene que ver con que la protesta surge luego de décadas de desempleo y que la escala social está rota en Francia, considerada la quinta economía del mundo.
Según el diario conservador británico The Guardian, Francia tiene el nivel más bajo de desigualdad social de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y es uno de los cinco que vio decrecer las desigualdades en las dos últimas décadas.
"En el Reino Unido haríamos bien en observar cuidadosamente (lo que ocurre en Francia): la misma pelea podría comenzar aquí pronto", señala el rotativo en un editorial.
Tanto Sarkozy como Cameron apuestan a los recortes sociales para hacer frente a la crisis que afronta Europa desde 2008, pero sus resultados son aún inciertos, especialmente si el conflicto se extiende por otros países de Europa.
