“El que quiere celeste, que le cueste”, reza un refrán popular que cae como “anillo al dedo” para graficar lo que resta de la 30ma Vuelta a La Bebida. Los pedalistas tendrán doble tarea. Por la mañana una crono de 10 kilómetros, que aún siendo corta, es muy dura, porque deben recorrer los cuatro kilómetros del “Campo de La Bebida”, de ida y de vuelta. En esa zona, aparte del falso plano en la ida hacia el Oeste, el viento suele hacerse sentir y castiga los físicos de los pedalistas. El primer hombre largará a las 8,  por lo que el líder estará partiendo a las 9,15 aproximadamente.
Después del esfuerzo matutino, que puede poner a las puertas de la victoria a alguno corredor, quedarán los 110 kilómetros vespertinos que se realizarán por el clásico circuito chico que hizo popular el Cicles Club La Bebida, ese que va por Ignacio de la Roza hasta el Jardín de los Poetas y regresa por Libertador hasta la calle Morón, por donde buscan otra vez la avenida que es la columna vertebral del distrito rivadaviense, para “viajar” por algunas arterias internas para culminar frente a la parroquia de Nuestra Señora de Andacollo.