Se puede observar en las redes sociales y en los barrios de la provincia que actualmente los jóvenes se están volcando a invertir los ahorros en un servicio en particular: la distribución de bebidas. Los nuevos emprendedores tienen entre 18 y 35 años, por lo general en edad de estudios universitarios o recientemente finalizados, y tienen en común que han decidido depositar sus primeros ahorros y tiempo en un negocio que, al parecer, es rápido y rentable.

En un sondeo realizado por este diario, algunos de los que se volcaron a este servicio de proveer bebidas a quienes organizan una fiesta familiar, o a pubs o boliches contaron los motivos por lo que eligieron este rubro, con argumentos variados a la hora de analizar los beneficios y los contra de la inversión.

Una de las principales razones que hacen crecer a esta actividad día a día es el hecho de prescindir de un lugar físico donde comercializar sus productos. Pueden empezar a acumular stock en algún sector de la casa y buscar los primeros clientes mayoristas y minoristas por su barrio. Como Romina Nieto (26) junto a su novio Arturo Gees (22), que con dos meses de trabajo ya consiguieron sus primeros compradores entre sus vecinos de Rivadavia y Rawson. La pareja acumula las bebidas en el comedor de la casa de ella y los kioskos y las fiestas familiares son su mayor demanda. “Lo que más se vende es cerveza y fernet, y eso hay que reponerlo todas las semanas”, contó Romina, quien además estudia abogacía. “Nosotros empezamos con algo de 30 ó 40 mil pesos”, reveló la joven.

Otro caso explica que los ganancias se pueden obtener rápido, y que una vez que consiguen ciertos clientes fijos no es una meta imposible crecer y ampliarse. “Empezamos con una ruta de ventas y a medida que se nos fue dando la oportunidad nos dimos cuenta de que no necesitábamos mucha plata para tener un lugar físico que la gente lo ve y quizás nos compra por primera vez”, explicó Fernando Pelaez, quien comenzó con el negocio en noviembre de 2013 junto a su íntimo amigo Marcos Lozano. En diciembre del año pasado consiguieron darle forma al emprendimiento con su local “Distribuidora San Miguel”. Ambos tienen 32 años, se conocen desde los 12 y tuvieron que atravesar el despido del puesto que ocupaban en un importante proyecto minero; Fernando en una empresa constructora y Marcos en el área comercio exterior.

En una región que produce una bebida tan comercializada como es el vino, algunos vieron la veta de traer a la provincia alguna reconocida franquicia de venta de bebidas. Es el caso de un local céntrico que llegó hace poco a San Juan de la mano de Santiago Azcona, Francisco Vizcaino y Carlos Putruele, tres contadores de 28 años. “Nosotros estudiamos en Mendoza y allá estaba ‘Go Bar‘ y pensamos que acá también podía funcionar”, contó Santiago. De esta manera, decidieron apostar a este desafío de traer la franquicia a la provincia y después de un año y medio de importantes ventas, a mayoristas y minoristas, se dieron cuenta de que no se equivocaron. Para ellos quedó demostrado que para promocionarse los distribuidores no necesitan tampoco realizar importantes gastos, porque apelan al “boca en boca”, y otros fortalecen las ventas a través de las redes sociales o cadenas a través de mensajería instantánea como Whatsapp.

Otra forma de unirse al rubro es por medio de las familias que hace tiempo distribuyen importantes marcas en San Juan. Como hizo Franco Pelletier, que con sólo 19 años ayuda en el día a día su padre, para llevar adelante las actividades de la marca familiar: Cabral Mayorista. “Yo me encargo de la entrega en restobares y boliches. También de las promociones de las marcas líderes de cerveza”, contó Franco. Así, junto a la gestión de su papá, Daniel Pelletier, y su mamá, Claudia Sánchez, lograron obtener hace 3 años el sueño del nuevo local, después de 30 años de dedicación al negocio.

Todos coinciden en que en este rubro se comienza desde abajo, con una inversión no muy abultada, aplicando constante esfuerzo y disfrutando de los buenos resultados rápidamente.

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