Nadie es ajeno a lo que está sucediendo en nuestra sociedad: el gran desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs). Más allá de los grandes beneficios que reportan facilitando la interconectividad entre personas y comunidades, es necesario que los usuarios conozcamos los problemas que su uso puede entrañar. Es innegable la influencia decisiva y cautivante de las pantallas sobre los niños y los adolescentes, los ‘nacidos digitales”. Por eso, los padres han de estar alertas y hablar con sus hijos para concientizar sobre los riesgos y la adicción que el uso de las TICs genera. La dinámica familiar no debe perder espacios vitales de comunicación y de vinculación como ámbito natural de contención, educación y transmisión de valores y cultura.
Un problema actual es el ‘sexting” que consiste en el envío de contenidos de tipo sexual, principalmente fotografías y videos, producidos generalmente por el propio remitente, a otra persona, generalmente por motivo de conquista amorosa. Como lo subido al ciberespacio pierde su calidad de íntimo al viralizarse, pasa a ser de dominio público, generando graves problemas, delitos y hasta suicidios en adolescentes.
El ‘ciberbullying” es la agresión, acoso o abuso que se realiza a través de las TICs. Se realizan amenazas, humillaciones, burlas, chantajes, intimidaciones desde el anonimato, lo que permite impunidad a distancia. Se suben imágenes editadas y retocadas al ciberespacio a fin de humillar y burlar a la víctima. Se llama ‘stalker” a la persona que investiga y se entromete en las plataformas sociales a fin de obtener información de alguien a través de los datos que va generando y compartiendo. De esta manera, crea perfiles falsos utilizando fotografías e información de la víctima, donde se publican comentarios ofensivos en nombre de la víctima, enviando esta información a todos los conocidos.
El término ‘phubbing” se originó en 2007 en Australia, producto de la unión de las palabras phone (teléfono) y snubbing (despreciar) y se refiere al acto de menospreciar a las personas en un entorno social como consecuencia de mirar el Twitter, el Facebook o el Whatsapp, entre otros. Es frecuente ver a un grupo de amigos sentados en la plaza o en una reunión social que, en lugar de hablarse, están mirando cada uno a su pantalla tecleando mensajitos. Según la página Stop phubbing (detengamos el phubbing) el 87% de los jóvenes prefiere enviarse mensajes que hablar cara a cara.
Por otro lado, la adicción al celular llega al colmo: hay quienes no pueden vivir sin el teléfono al lado. Se denomina ‘nomofobia” al miedo a salir de casa sin el móvil. Los síntomas de este trastorno son sensación de ansiedad, taquicardias, pensamientos obsesivos, dolor de cabeza y dolor de estómago. Se ha encontrado que el 75% de las personas regresan a casa si olvidan el teléfono.
Será, por tanto, necesario que los padres eduquemos el correcto uso de las TICs. Para estar ‘conectados” basta un mensaje de texto para saber adónde vamos, que hacemos, con quien estamos; pero para estar ‘comunicados” se requiere presencia, contacto físico, diálogo confiable, disposición receptiva e interés en el otro. Nada puede suplir una mirada, una caricia, una sonrisa.
